El piano emplazado en el tradicional mercado de La Serena tiene divididos a un sector de los locatarios respecto de los usuarios del instrumento musical que se encuentra allí desde hace más de un año.
Por una parte, los comerciantes aseguran que no se le estaría dando el uso adecuado, recibiendo un maltrato por parte de la “gente sin cultura”, y por otro lado las personas a las que les gusta utilizarlo aseguran que en el último tiempo se les estaría restringiendo el libre acceso al instrumento.
La discordia comenzó el 14 de febrero cuando una lectora de diario El Día -quien se identificó como Olga Carvajal- manifestó a través del sitio web del medio que una trabajadora del recinto se “sentía dueña del piano”.
Caravajal agregó además que esta persona habría increpado, incluso a niños, diciéndoles de mala manera que “las teclas no se golpean, deben tocarlas despacio, no es un juguete”.
Además, expresaba Carvajal, alguien del lugar le habría puesto un candado de manera arbitraria dejando sin acceso a quienes querían mayor acceso a la cultura.
Locatarios molestos
Sin embargo, en el lugar no se perciben problemas a simple vista ya que el piano se utiliza de forma normal. Pero al consultar con los locatarios, éstos reconocieron que sí existía una molestia y que si bien en ese minuto estaba siendo bien utilizado gran parte de las veces no sería así.
Joel Contreras Soto, trabajador de La Recova, reconoció haber sido él mismo quien hace un par de días le puso candado, debido a que no soportó que la gente lo siguiera deteriorando.
“Lo hice porque ya era demasiado, hay gente que viene a tocar y eso se valora. Esas fueron cosas positivas que generó este piano, pero en este minuto ya las personas están viniendo a puro golpearlo. Ha venido gente a tratar de recuperarlo pero no han podido por el mismo hecho de que está muy deteriorado. Por eso yo decidí cerrarlo”, expresó Contreras.
Joel Contreras agregó que lo hizo “por la cultura, mi salud mental y la de mis trabajadores, porque el ruido que hace la gente que no lo utiliza de buena manera es demasiado molesto. Yo no quiero que deje de funcionar, pero que sea para las personas que realmente saben usarlo, porque no es un juguete”.
Pero Joel no es el único locatario molesto, Magdalena Rojas está de acuerdo con su compañero. “Hay personas, sobre todo niños, a los que sus padres no les enseñan y tienen este instrumento en muy mal estado. Más que nada lo que nosotros queremos es protegerlo y cuidarlo, sobre todo de esas gente que lo maltrata. Yo te insisto, hay personas que si le dan buen uso, pero no pasa todo el tiempo”, sostuvo Rojas.
Desde la administración
Magdalena Rojas asegura que como locatarios ya han tenido reuniones con la administración para ver qué soluciones se pueden encontrar a esta problemática. “No queremos sacarlo, pero tampoco queremos que muera frente a nosotros”, precisó.
Valesca Santelices, administradora de La Recova, está consciente de la situación y afirma que “si sigue esta discordia la idea es pedir que definitivamente lo saquen”, ya que no se estaría cumpliendo el objetivo por el cual se puso allí.
“La idea era que las personas que no tienen el acceso cotidiano a este instrumento pudiesen hacer uso de él. Sin embargo, está generando más que beneficios a nuestro edificio, un conflicto (…) Porque pasa que a veces ni siquiera son niños los que lo tocan demasiado fuerte sino que también personas adultas que pasan golpeando que al final lo van a terminar destrozando. Por lo pronto, lo que estamos haciendo es solicitando a los mismos locatarios que se preocupen del buen funcionamiento de este piano, pero tenemos que reunirnos para tomar una decisión respecto de este tema”, explicó Santelices.
La gente
Los visitantes de La Recova no están de acuerdo con la posibilidad que se baraja de sacarlo o cerrarlo. Así lo manifiesta Nataly De La Jara, turista santiaguina, quien afirma que no le parece que a alguien le pueda molestar el ruido del piano, “mucho menos si está en un lugar turístico, central de esta ciudad donde todos vienen, yo creo que hay que disfrutar de la música, de los niños. Si un niña de pronto golpea una tecla, nunca lo va a estar haciendo con mala intención, son niños, y este puede ser un acercamiento con la música”.
En el mismo sentido Francisco Veliz, serenense, precisó que dejar a La Recova sin este instrumento le quitaría un atractivo.
“Tú vez que esto se llena y más que querer sacarlo, lo que deberían estar pensando hacer sería trabajar en que alguien esté encargado de él para que no se deteriore”, manifestó.