Miembros del gobierno argentino desestimaron este sábado la acusación penal contra la presidenta Cristina Fernández, por presuntamente encubrir a ex gobernantes iraníes sospechosos del atentado atisemita de 1994, mientras se aguarda en la noche un discurso de la mandataria en un acto público en la Patagonia.
“Es un verdadero disparate”, dijo el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, uno de los aspirantes presidenciales para las elecciones de octubre respecto a la acusación presentada el viernes que avala la denuncia del fiscal Alberto Nisman, muerto el 18 de enero en circunstancias misteriosas.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, destacó que en el escrito del fiscal Gerardo Pollicita en base a la denuncia del fallecido colega, no hay pedido de citar a declarar a la presidenta.
“No han podido sostener nada, por eso no hay pedido de indagatoria”, aseguró.
Kirchner, que termina su mandato este año, puede ser citada a declarar, presencial o por escrito, si el juez que lleva este caso, Daniel Rafecas, así lo decide.
La mandataria recibió la noticia mientras volaba desde Buenos Aires a la villa turística de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz (sur) por la noche encabeza un acto público.
Kirchner anticipó el tono de su respuesta en su página de Facebook donde reprodujo este sábado un discurso pronunciado en la Casa de Gobierno el miércoles último.
“El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos”, había dicho entonces.
Kirchner tiene previsto permanecer en El Calafate el fin de semana largo que incluye los feriados de lunes y martes por el carnaval con varios actos previstos para inaugurar obras.
La prensa local especula con que se quedará allí para celebrar el lunes el cumpleaños de su hijo mayor Máximo y el de ella, que cumple el jueves 62 años.
De ser así estaría ausente en la capital argentina el miércoles cuando se realice una marcha de silencio convocada por fiscales y apoyada por la oposición al cumplirse un mes de la muerte de Nisman.
El fallecido fiscal fue hallado muerto de un disparo en la cabeza en su departamento en Buenos Aires cuatro días después de haber acusado a Kirchner, a su canciller Héctor Timerman y a otros allegados al gobierno de encubrir a los iraníes.
Su muerte se produjo la víspera de presentar pruebas acusatorias ante el Congreso.
Nisman investigaba el atentado contra la mutual judía AMIA de 1994 que dejó 85 muertos y 300 heridos, el más grave en la historia argentina que lleva más de 20 años en la impunidad.
En su lugar fueron designados un grupo de tres fiscales.