Parte del presente de la humanidad se lo debemos al matemático Alan Turing, británico que fue clave en el triunfo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, pero que también es considerado como el padre de la computación, ya que fue el precursor de la informática moderna. Sin ir más lejos, que estés leyendo esta noticia frente a un computador en parte se lo debes a Turing.
Uno podría pensar que sus últimos días los pasó viviendo de su gloria y sindicado como uno de los grandes genios de la historia, pero no. Turing murió en 1954, dos años después de que fuera imputado por el delito de perversión ya que era homosexual, y recién en este siglo el gobierno y la realiza británica pidieron disculpas por el trato que se le había dado.
El matemático llegará este mes a los cines locales gracias a la personificación del actor inglés Benedict Cumberbatch (Sherlock, El quinto poder) en la película El código enigma, que cuenta cómo Turing descifró el complicado lenguaje secreto utilizado por los nazis para comunicarse, lo que finalmente terminó por llevar a la derrota a la Alemania de Adolfo Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
Por eso, antes de que vayas al cine, revisa esta nota para conocer más detalles de la vida de Turing y por qué es tan importante para la historia actual.
El padre de la computación
Pese a que murió días antes de cumplir los 42 años, Alan Turing aprovechó su corta vida para dejar un legado que ha perdurado por años.
Por ejemplo, creó la maquina de Turing, con los que formalizó los conceptos de algoritmo y computación. Según detalló FayerWayer, la máquina es más que un artefacto propiamente tal, sino que se trata de una teoría en la que se basan hasta hoy los desarrollos informáticos, gracias a que ayuda a determinar cuáles son los límites de lo que es calculable para un computador usando algoritmos.
Turing defendió su creación al señalar que “es posible inventar una sola máquina que pueda utilizarse para calcular cualquier secuencia computable”. En otras palabras, la máquina de Turing podría ser capaz de leer las instrucciones de otra máquina y realizar cualquier tarea que dicho artefacto pudiera hacer.
Tal como consignó Infobae, la máquina, que fue concebida más que como un experimento mental que como una verdadera máquina, era un lector de una banda perforada que tenía lenguaje binario en sus cuadrados. Esto le permitía al artefacto realizar ciertas acciones gracias a una tabla de instrucciones dada previamente. Así, podía calcular cualquier número real o irracional que fuera definido previamente con una regla matemática.
Turing también fue muy importante en el inicio del desarrollo de la inteligencia artificial. En un artículo que publicó en 1950, el matemático aseguró que en 50 años más habría computadores capaces de realizar deducciones lógicas, que podrían aprender nuevos conocimientos tanto inductivamente como por experiencia y que podrían comunicarse gracias a interfaces humanizadas.
Ese mismo año, según Genbeta, propuso el experimento llamado el test de Turing, que tenía como fin definir un estándar de medición para calificar a una máquina como “inteligente”.
Su rol en la Segunda Guerra Mundial
Hasta ahí, ya la vida de Turing es apasionante, pero aún queda por contar el capítulo quizás más histórico de su vida y que se aborda en la película que se estrenará este mes en los cines chilenos.
En 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial, recordada por la crueldad del nazismo alemán, ideología liderada por Adolfo Hitler que regó de sangre gran parte de Europa por sus intereses imperialistas.
Para comunicarse, los nazis utilizaban a Enigma, que según El Diario era una máquina con un teclado y cinco rotores, los que variaban cada vez que se apretaba una tecla, lo que daba una amplia posibilidad de generar distintos códigos secretos que sólo podían ser entendidos por estos dispositivos.
Desde 1929 que ya había interés por intentar entender que se decían en estas comunicaciones secretas. El primer país que lo intentó fue Polonia, trabajos que fueron la base para que Turing, diez años después, comenzará a investigar cómo descifrar el enredado lenguaje alemán.
A 80 kilómetros de Londres, en Bletchley Park, el servicio secreto británico instaló la Escuela gubernamental de códigos y cifrado, donde Turing trabajó con la información polaca para lograr el descubrimiento que pudiera darle el triunfo a los Aliados por sobre las Potencias del Eje. Sólo tres meses debieron pasar para que el matemático descifra el código.
Turing se unió a su colega Gordon Welchman y diseñaron su propia máquina, llamada Bomba, la que analizaba matemáticamente los mensajes alemanes para determinar las posiciones más factibles de los rotores de Enigma y así saber qué se comunicaban los enemigos. Recién en primavera de 1940 las “bombas” fueron construidas y comenzaron con su trabajo. En 1943, el número de mensajes descifrados llegaba a 84 mil al mes.
El reto, sin embargo, no terminaba ahí. Los submarinos alemanes, que transmitían información aún más importante, utilizaban una máquina Enigma con 8 rotores, lo que daba mayor seguridad en las comunicaciones. A eso se sumó que en 1940 Gran Bretaña se quedó solo en Europa luego de que Alemania conquistara Francia. Turing igualmente resolvió el acertijo, ya que desarrolló una técnica estadística que permitía conocer la identidad de cada rotor.
En las cifras, el trabajo de Turing rápidamente se notó. Si en 1940 hubo 520 buques aliados o neutrales hundidos por submarinos alemanes, en 1941 hubo 457. En 1942 el número subió dramáticamente a 1.155 debido a que Alemania comenzó a utilizar los submarinos U-Boot, que tenían otro código Enigma que también fue descifrado por Turing. Por eso, en 1943 la cifra de hundimientos llegó a 452.
En tanto, los británicos lograron hundir a la mitad de los barcos alemanes que viajaban en el Mediterráneo para abastecer a las fuerzas italianas. Según historiadores, los códigos descifrados por Turing lograron acortar la Segunda Guerra Mundial en dos años.
Condenado por homosexual
El ocaso de su vida partió en 1952, cuando su amante Arnold Murray dejó entrar al hogar de Turing a un delincuente para robarle. Tras denunciar el hecho, Turing fue interrogado por lo ocurrido y terminó reconociendo su homosexualidad, por lo que se le acusó de indecencia grave y perversión sexual. La homosexualidad en esos años aún era delito en el Reino Unido.
Como no se defendió (creía que no tenía por qué hacerlo), finalmente fue condenado y debió elegir entre ir a prisión o someterse a un tratamiento hormonal que desembocaría en la castración química. Turing eligió esto último, lo que le provocó alteraciones físicas visibles.
Dos años después de su confesión, Alan Turing fue hallado muerto, precisamente el 7 de junio de 1954, tras consumir una manzana contaminada con cianuro, lo que se estableció como suicidio. Aunque, por sus trabajos científicos cabe la posibilidad de haya inhalado dicha sustancia por accidente, pero tampoco se descarta la posibilidad de que haya sido asesinado.
Las disculpas de Inglaterra
Debieron pasar 59 años para que Alan Turing recibiera el indulto póstumo por parte de la corona brítanica.
Según informó en su momento la BBC, la Reina Isabel II le otorgó el perdón real el 2013 tras una solicitud realizada por el entonces ministro de Justicia, Chris Grayling, quien aseveró que “el doctor Alan Turing fue un hombre excepcional con una mente brillante”.
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“Su vida posterior fue eclipsada por la condena de su conducta homosexual, que podríamos considerar injusta y discriminatoria y que ahora ha sido derogada. Turing merece ser recordado y reconocido por su fantástica contribución al esfuerzo en la guerra y su legado a la ciencia. Un perdón de la reina es un merecido homenaje a un hombre excepcional”, agregó la autoridad.
Antes, en 2009, el primer ministro de la época, Gordon Brown, había señalado que la persecución a Turing fue “atroz”. En tanto, en 2011 el entonces secretario de Justicia, Lord McNally, dijo a los medios que Turing fue “debidamente condenado” por algo que en su momento era un delito, por lo que no se podía conceder el indulto.