La semana pasada se realizaron los primeros contactos entre el Minvu y las cerca de 300 familias que viven frente a la planta de ENAP en Hualpén, que serían relocalizadas. Comienza así un proceso similar al que se inició hace ocho años con el mismo objetivo, pero que fracasó cuando se cruzaron múltiples intereses políticos en la población, que terminaron sepultando la idea.
En octubre recién pasado, dos incidentes de emanaciones que tuvieron efecto en la salud de la población, causaron tal impacto que transcurrido un mes y a instancias de los propios vecinos, el gobierno y la empresa, se ha vuelto a hablar de relocalizar a las familias que están en el polígono más cercano a la industria.
Y si bien este proceso se origina en molestias por malos olores o aspectos de tipo ambiental, el real motivo por el que deben irse es de seguridad. La onda expansiva de un eventual incidente grave en alguna de las plantas de ENAP sería un riesgo a su vida.
La crónica es de Tatiana Risso: