La guerrilla FARC de Colombia lamentó el martes el asesinato de dos indígenas la semana pasada, a manos de uno de sus combatientes, y negó haber amenazado de muerte a varios líderes aborígenes.

En un comunicado en su página web (farc-ep.co), los rebeldes reconocen que uno de sus combatientes disparó contra los dos miembros de la guardia indígena del departamento del Cauca que habían desmontado vallas alusivas a Guillermo León Sáenz (“Alfonso Cano”), máximo comandante de ese grupo abatido en noviembre de 2011.

Según las FARC, los guardias indígenas además de quitar las vallas en honor a Cano “se lanzaron en persecución de los milicianos, empeñados en arrebatarles sus armas”, por lo que uno de ellos “empleó su arma, con el fatal resultado”.

El autor del crimen fue condenado el domingo a 60 años de prisión por una asamblea aborígen. La legislación colombiana reconoce la postestad de los indígenas de aplicar justicia por delitos cometidos en sus territorios.

Otros cuatro guerrilleros que lo acompañaban recibieron una sanción de 40 años de cárcel y dos menores de edad más, 20 latigazos y reclusión en un centro de rehabilitación.

Por otro lado, la principal guerrilla de Colombia, con unos 8.000 miembros según cifras oficiales y más de 50 años de antigüedad, negó la autoria de un un panfleto en que se amenaza a varios líderes de la etnia nasa que habitan en la región de Cauca.

Las FARC, que adelantan negociaciones de paz con el gobierno colombiano en Cuba desde noviembre de 2012, afirmaron que su “lucha jamás ha sido ni lo será, contra el movimiento indígena” y expresaron condolencias a los familiares de los muertos.