No se lo esperaba ciertamente. Estando detenido en Rancagua, el defensa Diego Olate esperaba salir lo antes posible, aclarar su situación con la justicia (fue detenido por su presunta participación en un homicidio y posteriormente liberado con arraigo nacional y firma mientras se prolonga la investigación) y volver a La Serena a ganarse un puesto, porque la campaña del equipo estaba en alza. Eso hasta que llegó a su hogar.
“Apenas llegué a mi casa esta mañana (ayer), al salir de prisión preventiva me encontré con la carta de despido donde el club me notificaba que terminaba mi vínculo contractual por no presentarme a trabajar durante dos días desde el 23 de octubre. La decisión responde a motivos de carácter laboral, amparado por el artículo 160 número 3 del código del trabajo, no concurrencia durante dos días seguidos sin justificación alguna, decía la carta”, narró ayer a El Día.
Olate, quien jugó en el empate a 2 ante Rangers, en la Séptima Región, antes de vivir este episodio, dijo que no piensa responder con ninguna acción hasta que se reúna con los dirigentes, “no he tenido ninguna comunicación con ellos, los he llamado, porque acá todo parte por una acusación que se me hace en Rancagua que no corresponde, y ahora, no contar con el apoyo de mi club, es para estar molesto, porque no han tomado en cuenta nada, a mi no se me culpa en este tema y si falté al club es por fuerza mayor, no porque yo quiera, estaba en prisión preventiva y no podía salir para ir a entrenar. Ante el Tribunal solicité un certificado en el cual se da a conocer que estaba en prisión preventiva y por eso no fui a entrenar”.
Pese a la misiva, cree que todavía puede llegar a un arreglo con la dirigencia granate, “estoy llano a reintegrarme, hablar con ellos y llegar a un acuerdo, quiero hablarlo y decirles mi situación, aunque es un poco chocante que no me apoyen, no quise pasar por esto, debí recibir su apoyo, porque yo les di un apoyo cuando firmamos las planillas sin sueldos al día y tuve problemas al quedarme sin sueldo y ahora a la primera, con o sin culpas, me dieron vuelta la espalda”.
Al mismo tiempo, descartó haber tenido algún contacto con dirigentes serenenses mientras permaneció detenido, no así con Carlos Soto, presidente del SIFUP que le prestó todo tipo de ayuda, “mi celular estaba apagado, pero nadie de mi familia recibió apoyo de ellos, tampoco los llamaron, lo bueno ha sido que mis compañeros sí me han entregado todo su respaldo, como Carlos Soto”, concluyó.