China, el país que ejecuta al mayor número de condenados en el mundo, aplicó la pena capital a 2.400 personas en 2013, indicó este martes una ONG.
Esta cifra supone una reducción del 20% respecto al año 2012 y un descenso muy claro comparado con las 12.000 ejecuciones de 2002, precisa el comunicado de la Fundación Dui Hua (“Diálogo”), con sede en Estados Unidos.
El número está también muy lejos del récord de 24.000 ejecutados que se alcanzó en 1983, año en el que el entonces número uno comunista, Deng Xiaoping, lanzó una campaña de purgas.
Pekín no publica ningún balance oficial sobre los ejecutados en el país. Pero según varias organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, China condena a muerte a más personas que todos los demás países juntos.
Según Amnistía Internacional, 778 personas fueron ejecutadas en 2013 fuera de China. La ONG no da, sin embargo, ninguna estimación para el país asiático.
Dui Hua afirma haber obtenido esas cifras de “un responsable judicial que tiene acceso al número de ejecuciones llevadas a cabo cada año” en China.
Según esta ONG, la tendencia a la baja del número de ejecuciones podría cambiar con la campaña represiva que las autoridades llevan a cabo en la región musulmana de Xinjiang (oeste), donde crecen las protestas de parte de la población que rechaza la tutela de Pekín.
Centenares de personas fueron condenadas este año en Xinjiang por “terrorismo”, mientras otras morían en atentados y en las violentas represalias del ejército.
China redujo en 2007 el número de crímenes pasibles de ser castigados con la pena capital. Pero el sistema penal, controlado por el Partido Comunista, sigue siendo una máquina de condenar casi sistemática.