El cometa Siding Spring rozó Marte este domingo, deslumbrando a los entusiastas del espacio con un evento que se produce una vez en un millón de años.
Siding Spring pasó a las 18:H27 GMT (15:27 hora de Chile) a 139.500 km del planeta rojo, una distancia que equivale a un tercio del camino entre la Tierra y la Luna.
“Señal que confirma aproximación más cercana (a Marte) acaba de ser recibida”, informó la Agencia Espacial Europea en Twitter.
Los científicos dijeron que el paso del cometa C/2013 A1, llamado coloquialmente Siding Spring, ofrece una oportunidad única para estudiar su impacto en la atmósfera de Marte.
Así, los satélites y sondas de la agencia espacial estadounidense, la Nasa, se prepararon para el paso del cometa, esperando capturar este raro acontecimiento y reunir una colección de datos para estudiar en la Tierra: utilizaron los instrumentos electrónicos de los satélites artificiales en la órbita de Marte y las cámaras de los robots Opportunity y Curiosity, que recorren el suelo marciano y que enfocaron este domingo sus objetivos hacia el cielo.
Los robots deberían enviar sus imágenes hacia la Tierra en los próximos días, semanas y meses, según la Nasa.
- Hielo, polvo y guijarros
Se cree que Siding Spring, una bola de hielo, polvo y guijarros, fue originada hace millones de años en la Nube de Oort, una distante región de donde parten cometas en las cercanías del Sistema Solar.
El núcleo del cometa tiene cerca de 1,6 km de diámetro y es tan poco sólido como un montón de polvo de talco.
El cometa ha viajado durante más de un millón de años hasta pasar por primera vez cerca de Marte, y no regresará hasta dentro de otro millón de años, cuando complete su próximo largo bucle alrededor del Sol.
Siding Spring pudo ser visto cuando se aproximaba al Planeta Rojo dejando tras de sí una nube de residuos.
Mientras se precipita por el espacio crea una lluvia de meteoros y residuos (principalmente polvo y guijarros) que los científicos temieron que dañaría el valioso material que se encuentra orbitando.
Por ello, los satélites fueron puestos sobre una órbita que les resguardara de los escombros, pero en una posición que les permitió recopilar los datos sobre este paso de escala astronómica.
No es probable que este cometa, que fue descubierto en Australia en enero de 2013, se pueda avistar desde la Tierra.