Los dirigentes de la Unión Europea (UE) dieron el sábado por la noche una semana a Moscú para que revierta el curso de la situación en Ucrania, so pena de mayores sanciones en tanto Kiev advierte que el este ucraniano está en el umbral de una “guerra a gran escala” con Moscú.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, indicó al término de la cumbre extraordinaria de mandatarios europeos, que los 28 líderes convinieron tomar “mayores medidas” si Moscú no revierte la situación.
Para ello pidieron a la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, que prepare una nueva tanda de sanciones en los sectores ya castigados por la UE, “que estarán listas en una semana”.
La UE decidió en julio castigar cuatro sectores económicos prohibiendo a Moscú la venta de tecnología con doble uso -civil y militar-, restringiendo el acceso a los mercados del sector financiero público ruso, prohibiendo el comercio de armamento y vedando la venta de tecnología para la prospección y explotación de petróleo no convencional.
“Todos están conscientes de que se debe actuar rápido dada la evolución en el terreno y la trágica pérdida de vidas en los últimos días”, dijo Van Rompuy en conferencia de prensa.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, participó este sábado de parte de la reunión de los mandatarios europeos a quienes les presentó la situación en el este de Ucrania.
“Estamos muy cerca de un punto de no retorno, este punto de no retorno es una guerra a gran escala, que ya está sucediendo en los territorios controlados por los separatistas”, dijo en una conferencia de prensa.
“Hoy estamos hablando del destino de Ucrania, mañana podría ser el de Europa”, añadió.
Al llegar a Bruselas, la presidente de Lituania, Dalia Grybauskaite, uno de los países Bálticos que defiende una posición de firmeza inquebrantable frente a Moscú, afirmó que Rusia está “prácticamente en guerra con Europa”.
El sábado, los mandatarios de la UE decidieron también nombrar al primer ministro polaco, el conservador Donald Tusk, un crítico del Kremlin, al frente del Consejo Europeo, un cargo estratégico entre las instituciones europeas que elabora la agenda y coordina el trabajo de los Estados miembros en el seno del bloque.
La UE también prepara ampliar la lista de responsables políticos rusos y ucranianos vinculados a la desestabilización de Ucrania. Todas estas medidas se suman a las que adoptó en paralelo Estados Unidos.
Moscú niega acusaciones, Kiev pide adherir a la OTAN
Por su parte, Moscú negó que hubiera tropas rusas en Ucrania, a pesar de que la captura de militares rusos por las fuerzas ucraniana y los informes de funerales militares celebrados en secreto en Rusia.
El jueves, la OTAN afirmó que Rusia envió al menos 1.000 soldados para combatir con los separatistas, y puso a disposición de éstos sistemas de defensa aérea, artillería, tanques y vehículos blindados. Según la Alianza, Moscú tiene desplegados unos 20.000 soldados en la frontera con Ucrania.
Ucrania pidió abiertamente a la UE una ayuda militar y el viernes Kiev anunció que pediría incorporarse a la OTAN. Esta semana, Poroshenko viajará a Gales en donde se llevará a cabo la cumbre de la Alianza, en donde espera obtener una ayuda de los aliados de la organización.
En el terreno, los separatistas se preparaban para lanzar una nueva operación militar.
El responsable separatista Alexei Mozgovoi afirmó el sábado que los insurgentes controlaban cerca del 50% del territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk.
Los rebeldes prorrusos afirmaron estar a punto de lanzar una nueva gran ofensiva contra las fuerzas gubernamentales en el este de Ucrania, reduciendo no obstante el objetivo que habían anunciado de rodear el puerto estratégico de Mariupol, a unos 100 km al sur de su bastión de Donetsk.
El ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov, declaró que parte de los soldados asediados por los insurgentes en la localidad de Komsomolsk habían “salido” del cerco, sin dar más precisiones.
En Ilovaisk, donde varios centenares de soldados están rodeados desde hace más de una semana, el comandante de un batallón de voluntarios que luchan junto al ejército ucraniano, Semen Semenchenko, afirmó que un corredor había sido negociado para permitir su salida a condición de dejar las armas pesadas a los insurgentes.