Fueron dos grandes maestros del Canto a lo Humano y Lo Divino. Y el libro del investigador, antropólogo y musicólogo Claudio Mercado rescata una larga relación con ellos que significaron más de 300 horas de grabación que permiten indagar de manera profunda en la cultura popular de Pirque, una de las fuentes importantes del Canto Popular.
El libro de Mercado será un documento fundamental para el patrimonio y para entender el aporte de estos dos artistas populares como del fenómeno que se desarrolla en esa zona al sur de la capital.
El libro será presentado este miércoles 27 de agosto, a las 18:30 horas en el Museo de Arte Precolombino
Comunicado
Chosto Ulloa y Santos Rubio. Dos cantores nombrados
Un proyecto que destaca el patrimonio inmaterial de Pirque, financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y patrocinado por el Museo Chileno de Arte Precolombino.
Una historia contada a partir de registros de los últimos diez años de vida de Santos Rubio y Osvaldo Ulloa, dos cantores y poetas populares excepcionales, los mejores guitarroneros de la generación del siglo XX, contadores de historias y profundos filósofos. La historia oral de Pirque, narrada por estos dos amigos y compañeros de vida a través de sus relatos, conversaciones, versos, cuecas y tonadas. El saber campesino, las creencias, la religión, la memoria campesina de Pirque.
Una investigación profunda e íntima de diez años. Una relación maestro – aprendiz y una inmersión con los cantores a lo divino y guitarroneros de Pirque que deja como resultado 300 horas de filmaciones. Un archivo que se ha convertido en un tesoro patrimonial. De esas filmaciones nace este libro y el Cd de audio que lo complementa.
El valle de Pirque, situado al sur de Santiago y separado de él por el río Maipo, posee una rica tradición musical campesina. En ella destaca el Canto a lo Divino y Humano y el uso de la guitarra grande o guitarrón. En la memoria oral pircana existe una larga lista de cantores y guitarroneros, entre los que se cuenta don Gabriel Soto e Isaías Angulo, maestros de Violeta Parra.
Además del canto en versos Pirque destaca por sus cantores de cueca, tonadas y romances. Algunos de estos cantos narran fragmentos de la historia del valle. Paseos por la cordillera, disputas de terrenos, amoríos, celebraciones y asesinatos locales son narrados en algunos cantos. Son parte de la memoria pircana, forman parte del patrimonio oral del valle.
Chosto Ulloa y Santos Rubio, ya fallecidos, fueron los mejores y más famosos cantores y guitarroneros de la última generación del siglo XX. Ambos eran músicos de primera categoría y dominaban el guitarrón, la guitarra, el acordeón y el arpa.
Eran dos narradores excepcionales que contaban las historias locales con una profundabelleza y humildad. Ambos poseían una memoria privilegiada y fueron amigos durante 50 años.
Sus historias se cruzan y forman la trama de este libro. Es la historia de dos cantores campesinos excepcionales. La historia de Pirque a través de sus relatos y conversaciones, a través de versos, cuecas y tonadas. El saber campesino, las creencias, la religión, las historias pircanas, la memoria de Pirque a través de ellos.
Osvaldo Chosto Ulloa, hijo del guitarronero Manuel Ulloa, vivía al final de El Principal de Pirque. A sus 74 años, cuando murió, era considerado, junto a Santos Rubio, el mejor de los guitarroneros. Chosto era un tesoro de patrimonio intangible, su mente estaba llena de versos y reflexiones desde el antiguo mundo campesino. Su sabiduría era la de los antiguos, no vivió la llegada del mundo urbano, mantuvo el modo de vida rural. No sabía leer ni escribir pero tenía cientos de historias bíblicas en la cabeza y pasaba buena parte del día analizándolas y reflexionando sobre ellas. Chosto era el místico del grupo de los guitarroneros, había tenido revelaciones en sueños y visiones que le hacían tener un conocimiento directo y empírico de los temas profundos, la religión, la visión del mundo. Introvertido y hosco con los desconocidos, mantenía en su memoria los versos de su padre, sus tíos y los poetas principalinos, como ño Pancho Flores y Ño Yáñez. Además sabía infinidad de cuecas, tonadas y corridos.
Santos Rubio vivía en La Puntilla de Pirque y era hijo de doña Tilita Morales, excelente cantora de cuecas, tonadas y romances. Murió a los 72 años. Ciego casi de nacimiento, Santos desarrolló un oído privilegiado que lo llevó a tocar varios instrumentos con gran belleza y maestría. Dotado de una energía a toda prueba, hacía clases en la escuela de La Puntilla, daba clases particulares de guitarra, guitarrón, acordeón o arpa, hacía talleres, asistía a beneficios a hogares de ancianos o a escuelas, tocaba en casamientos, peñas, vigilias, conciertos y ramadas. Poseía una memoria privilegiada que guardaba en versos, cuecas y tonadas muchos fragmentos de la historia pircana. Era un cantor a lo divino de gran sensibilidad y emotividad. Escuchar a Santos, Premio Nacional de Arte 2007, era una experiencia sobrecogedora. Conocedor de muchos versos, tenía la herencia de renombrados cantores y tocadores como su maestro de guitarrón, don Juan de Dios Reyes y Joaquín Cantillana.
Conocí a Chosto y Santos en 1999 y desde ese año cultivamos una estrecha relación. Don Chosto fue mi maestro de guitarrón y canto a lo divino durante diez años. Durante todo este tiempo se estableció una profunda relación maestro – discípulo que permitió una intimidad pocas veces lograda por los investigadores. Más de 40 horas de filmaciones sólo sobre don Chosto dan cuenta de esta relación, existiendo registro de las profundas reflexiones de este hombre, que no sabía leer ni escribir, sobre la historia sagrada, las religiones, el aprendizaje a través de los sueños y las creencias campesinas del valle. Así como de sinnúmero de versos entonaciones e historias que me fue que dando con el correr de los años.
Con Santos mi relación también fue muy estrecha, siendo mi maestro esporádico durante los últimos cinco años. Con Santos recorrimos juntos muchos caminos, desde los cerros pircanos cantando en la Virgen de Cacho de Cabra hasta la vigilia de Loyca allá cerca de San Pedro de Melipilla o visitando al poeta Honorio Quila en Llolleo, yendo a pagar mandas al niño dios de Malloco o buscando a un arriero durante días por el cajón del Maipo. Los últimos meses de su vida los pasamos con mucha cercanía pues estábamos trabajando para hacer un libro y él sabía que tenía que apurarse para alcanzar a registrar en video todo lo que quería dejar como su legado. Hermosas son las grabaciones de la última vigilia en la que cantó Santos, en casa de Juan Pérez en Santa Rita, un mes antes de morir.
Por otro lado, fui secretario durante 8 años de la agrupación Herederos del Guitarrón Chileno, que reunía hasta el año pasado al pequeño grupo de guitarroneros pircanos, con el que hemos organizado los Encuentros nacionales de Guitarroneros. La relación que comencé con don Chosto y Santos allá en el año 1999 hizo que me fuera a vivir a Pirque hace 15 años y hoy soy considerado por los actuales guitarroneros de Pirque como uno de ellos, participando en las ruedas de canto.
Todos estos años de amistad, pupilaje y trabajo juntos me permitió tener una relación de gran cercanía, intimidad y espontaneidad con ambos poetas. Una profundidad en la investigación que no es fácil conseguir, así como la posibilidad de comparar y contrastar diez años de sus vidas.