La cocaína base se ha convertido en una lacra difícil de erradicar debido a su bajo costo y al alto poder de adicción que genera entre los drogadictos. Quienes la consumen, probablemente desconocen el enorme daño a la salud que les provoca.
¿Has visto a un adicto a la cocaína base? Es un ser humano demacrado, ausente, con angustia y desesperación.
La persecución penal de su tráfico a través de la ley 20 mil obedece precisamente al enorme daño que provoca en la salud pública, además de los delitos violentos asociados a su tráfico y consumo.
Se llama cocaína base porque no ha sido neutralizada por ácido como el clorhidrato de cocaína y se extrae de las hojas de la planta Erythroxilon coca, tras macerarla y mezclarla con parafina, bencina, éter sulfúrico y otros.
Por si fuera poco, luego los traficantes le añaden otras sustancias para aumentar el volumen y con ello incrementar también la ganancia ilegal, considerando que un papelillo cuesta apenas 1.000 pesos.
El jefe de la Brigada Antinarcóticos de la PDI penquista, subcomisario Cristian Lara, agregó que la cocaína base que llega al país es de baja pureza.
Es peligrosamente adictiva porque la excitación y bienestar que producen, en apenas 8 a 40 segundos, son muy breves, de sólo algunos minutos, seguido inmediatamente de una fuerte sensación de angustia.
Según el Instituto de Salud Pública, su consumo aumenta el riesgo de sufrir trombosis, derrame cerebral y paranoia transitoria. Y como los adictos desarrollan mayor tolerancia, cada vez necesitan más, explicó la fiscal Carla Hernández, de la Unidad de Drogas de la Fiscalía local penquista.
El uso continuo genera obstrucción severa y daños a nivel cardiorrespiratorio, cerebral y cardiovascular, lo que puede provocar un infarto al corazón.