“Julieta” (Fernanda Urrejola) y “Gonzalo” (Nicolás Poblete), protagonistas de la nueva telenovela nocturna de Canal 13 “Chipe Libre”, decidieron tomarse un “break” de 3 meses en su matrimonio, como solución a los problemas de su relación.
Popularmente conocido como “darse un tiempo”, el concepto de “chipe libre” -popularizado por la teleserie- es el periodo que una pareja decide destinar para continuar sus vidas por separado -sin ningún tipo de comunicación- con el objetivo de “despejar” sus mentes y así evaluar con calma si quieren o no seguir estando juntos.
Si bien el tema parece sencillo, en la práctica requiere de un complejo acuerdo entre ambas partes; ya que este trato incluye contar con la libertad de mantener encuentros sexuales – o sentimentales – con quien se les antoje, sin que el otro sepa. Entonces, ¿es recomendable “darse un tiempo”?.
Los códigos de la fidelidad: herencia de occidente
Los habitantes de la larga y angosta faja de tierra comparten, en su mayoría, un ideal de vida heredado desde los pioneros e ideólogos de la cultura occidental: comprometerse con una sola persona y tener estabilidad para toda su existencia. Así lo destacó Edmundo Campusano, reconocido psicólogo y académico de la Universidad Mayor, quien se refirió a la alternativa del “chipe libre” en una realidad chilena.
“Exclusividad, lealtad y confianza” señaló el experto como los tres “códigos en los que se organizan las parejas en latinoamérica al fundar una relación”, valores que excluyen la integración de un tercero al cerrado e íntimo círculo de un “tú y yo”, considerando la ruptura de esos acuerdos -en cualquier contexto- como una infidelidad.
Además, Campusano destaca la relevancia de mantener relaciones sexuales con otra persona, exenta a la relación. “La sexualidad es uno de los puntos de inflexión y levantes en el acuerdo de lealtad”, por lo que, si el ‘chipe libre’ se lleva a cabo por una pareja chilena-monogámica, sin duda, alguno de los dos resultará herido”.
Otra mentalidad
Una persona tradicional, con una estructura cultural judeocristiana en el cuerpo -aunque no se declare como tal-, que quiera llevar a cabo un “chipe libre” se expone a pasarlo pésimo, pues no le va a resultar, recalcó el psicólogo.
En cambio, a una mujer u hombre con una mentalidad “extremadamente” postmoderna, subraya Campusano, lo más probable es que sí podría tener éxito, puesto que “no comparten los códigos tradicionales y pueden aceptar que su pareja pueda contar con otro compañero sexual” con objeto de mejorar su relación.
“Estas personas habitualmente viajan por el mundo o fueron criados en otros -o varios- países”, lo que ayuda a configurar una nueva visión de la sexualidad y las relaciones, tienen distintas normas y visiones del amor, explica el experto.
Una falsa solución
Si bien el doctor califica la teleserie como “sólo una anécdota o parodia”, en donde el guión “juega como si las cosas pudiesen ser así”, no descarta que en medio siglo más quizás esta actual “ilusión de solución” pueda incluirse en las terapias, descartando toda posibilidad de considerarse en tiempos actuales.
En tanto, el psicólogo Edmundo Campusano invita a resolver los problemas en terapia: aclarar conflictos, ordenar su relación, “dejar de pensar sólo en hijos y trabajo”, aconsejando retomar la intimidad: conversando, “haciendo el amor”, respetar espacios y tiempo libre y, sobre todo, expresando el amor y los sentimientos.
Por lo tanto, si te entusiasmaste con el tema del “chipe libre”, piénsalo bien. “Si te has criado bajo una cultura tradicional -y en este país-, mejor no jugar con fuego” concluyó el analista.