El nombramiento del chiita Haidar al Abad como nuevo primer ministro en Irak ha sido bien recibido por la comunidad internacional, que lo instó a formar un gobierno de unidad nacional capaz de frenar a los yihadistas que controlan parte del país.
En tanto, la crisis humanitaria se agrava en el norte del país, los países occidentales se empeñan en aumentar su ayuda a las minorías cristiana y yizadí, expulsadas de sus ciudades por los yihadistas del Estado Islámico (EI) que han tomado el control desde el pasado 9 de junio de grandes partes del territorio al norte, oeste y este de Bagdad.
Un helicóptero iraquí que transportaba a deplazados yazidíes y ayuda humanitaria se estrelló, poco después de haber despegado, en los montes Sinjar, según una fuente oficial. La diputada yazidí Vian Dajil resultó herida en el incidente, al igual que un periodista del New York Times y un fotógrafo ‘free-lance’. El piloto falleció.
Después de que Estados Unidos empujara hacia la salida al anterior primer ministro, el también chiita Nuri al Maliki, Irán, su principal aliado en la región, también le retiró su apoyo.
Tras la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea, Francia y Gran Bretaña, la Liga Árabe, Irán y Arabia Saudita también saludaron el nombramiento de Abadi. Washington lo exhortó a que “forme nuevo gobierno lo antes posible”.
Estados Unidos está enviando armas, a través del gobierno iraquí, a los kurdos para ayudarles en su batalla contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) que han conquistado regiones enteras del territorio situado en el norte del país. Londres dijo este martes que podría transportar material militar proveniente de otros países para entregarlo a las fuerzas kurdas.
Abadi, que el lunes recibió el mandato del presidente iraquí Fuad Masum para formar gobierno, tras haber sido elegido por el bloque parlamentario chiita, tiene 30 días para componer uno que incluya a todas las fuerzas políticas del país.
Según el presidente estadounidense, Barack Obama, este gabinete debe poder “representar los intereses legítimos de todos los iraquíes y (…) unir al país en la lucha contra el Estado Islámico”.
Maliki está aislado
En una alusión clara a Maliki, que se aferra a su puesto tras ocho años en el poder, Obama instó a “todos los dirigentes políticos iraquíes a trabajar pacíficamente en los próximos días”.
Pese a que rechaza ser reemplazado al frente del gobierno iraquí, Maliki, que sigue al frente de las fuerzas militares y de seguridad hasta que Abadi asuma la jefatura del gobierno, pidió el martes a las Fuerzas Armadas de Irak que se mantengan al margen de la crisis política.
Por su parte, el Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también advirtió el martes que las fuerzas de seguridad iraquíes no deben intervenir en la crisis política resultante del nombramiento del nuevo primer ministro.
En este contexto tenso, las fuerzas especiales, la policía y el ejército estaban desplegadas en masa en la capital Bagdad, en los alrededores de posiciones estratégicas.
Si bien contó con el apoyo de Washington en los últimos años, muchos responsables estadounidenses no han cesado de criticar a Maliki desde el inicio de la ofensiva yihadista, culpándole de incentivarla por marginar a los sunitas.
Maliki parece más aislado que nunca, ya que ha sido abandonado por sus aliados y los miembros de su propia coalición, que le acusan de haber llevado al país al borde del precipicio con su política confesional y su autoritarismo.
Bombardeos y ayuda humanitaria en el norte
En el norte del país, Estados Unidos, cuyas tropas invadieron Irak en 2003 y, tras derrocar Sadam Husein, permanecieron en el país hasta fines de 2011, volvió a llevar a cabo ataques aéreos contra posiciones yihadistas por quinto día consecutivo, en particular cerca de Sinjar, bastión de la minoría yazidí.
Centenares de miles de personas huyen de los yihadistas, en particular los cristianos de Mosul, segunda ciudad del país, y de Qaraqosh, pero también numerosos yazidíes.
Refugiados en las áridas montañas de sus alrededores, miles de yazidíes tratan de sobrevivir, amenazados por el hambre y los yihadistas y con temperaturas que pueden superar los 50 grados.
Los bombardeos han estado acompañados por el lanzamiento de comida y agua. El Pentágono y las fuerzas británicas han lanzado 60.000 litros de agua y 75.000 raciones de comida a los refugiados, dijo el lunes por la noche un militar estadounidense.
Precisamente, el martes el secretario de Defensa Chuck Hagel anunció el envío de 130 asesores militares adicionales a Erbil (norte), para evaluar “más en profundidad” las necesidades de la minoría yazidí acorralada por los milicianos sunitas del EI.
“He recomendado al presidente y el presidente me autorizó a seguir adelante y enviar alrededor de 130 nuevos miembros del equipo de evaluación al norte de Irak en la región de Erbil para tener una mirada más cercana y hacer una evaluación más profunda de dónde podemos seguir ayudando”, dijo Hagel.
La Comisión Europea (CE), por su parte, destinó el martes cinco millones de euros suplementarios para ayuda humanitaria a los civiles desplazados en Irak, pero no hubo acuerdo en cuanto a la posibilidad de entregar armas a los kurdos, lo que no impide que alguno de los 28 miembros de la UE pueda hacerlo individualmente. Para la CE el problema más acuciante es el acceso a los civiles para poder brindarles ayuda.