Actualmente el gato es un animal bien querido, con su especial carácter ha sabido tener un lugar en los hogares y se ha convertido en una mascota predilecta. Eso sí, hubo una época en que lo fue aún más.

Hace más de cuatro mil años, en el Antiguo Egipto los felinos fueron considerados prácticamente deidades. También llamados Miw o Miwt en esos tiempos, eran representados por la diosa Bastet, quien era personificada por una mujer con cabeza de gato. Ella representaba protección a la familia, el amor y la procreación.

En ese entonces, los gatos estaban tan considerados en la sociedad que eran intocables. De hecho, si alguien mataba a un gato, con o sin la intención de hacerlo, era condenado a la pena de muerte y ni siquiera el faraón podía intervenir para revertir dicha determinación.

También, en caso de siniestros en el hogar, como por ejemplo un incendio, quien debía ser salvado primero era el gato.

Además, cuando uno de ellos moría, todos los miembros de la familia debían rasurarse las cejas como símbolo de luto, según consigna el autor Carlos Rodríguez en su libro El Encantador de Gatos.

Los gatos se ganaron la confianza del hombre por ser unos cazadores innatos, ya que el atacar a los roedores ayudó a proteger las cosechas.

Tal fue su supremacía que una ciudad le hizo honores, se trata de Bubastis, actualmente Zaqaziq, y ahí fue donde se encontró una gran cantidad de gatos momificados, llegando a contabilizarse unos 300.000.

British Museum |  Averain (CC)

British Museum | Averain (CC)

Los gatos también eran considerados como íconos de belleza y gracia. Es por ello que se dice que el maquillaje de esa época simulaba ojos felinos.

Pero no sólo eso, el historiador griego Herodoto dejó plasmado en uno de sus textos una curiosa anécdota que deja en claro el respeto hacia los gatos. Según cuenta, persas y egipcios se enfrentaron para disputar la ciudad de Pelusium, en el Bajo Egipto. Para ello el rey persa apostó por llevar gatos al campo de batalla. Los egipcios al ver que estaban en riesgo la vida de los gatos se rindieron, siendo los persas los ganadores.