Llena, en cuarto creciente o menguante, la Luna, por conocida que resulte para los terrícolas, tiene sus misterios. Un equipo de investigadores propuso este miércoles en la revista Nature una explicación a su forma, que no es la de una esfera perfecta.
El satélite natural de la Tierra no es exactamente esférico, sino ligeramente achatado. La Luna presenta una ligera hinchazón en su cara visible desde la Tierra, y otra en la cara oculta.
El equipo de Ian Garrick-Bethell (Universidad de California) explica la forma particular por los “efectos de marea”, las fuerzas gravitacionales ejercidas por la Tierra durante la infancia de la Luna, hace 4.400 millones de años.
El Sistema Solar se formó hace unos 4.500 millones de años. Conforme al modelo que hoy es corrientemente admitido, la Luna habría nacido de una colisión masiva padecida por la Tierra, que se acababa de formar.
Según los investigadores, las primeras fuerzas de marea ejercidas por la Tierra, que entonces estaba mucho más cercana a la Luna, calentaron de forma desigual, según los lugares, la corteza de la Luna cuando entonces ésta era un océano de rocas en fusión. Este fenómeno dio a la Luna su forma, ligeramente alargada como un limón.
Más tarde, cuando la Luna se enfriaba, las fuerzas de las mareas deformaron el exterior de la Luna y fijaron sus irregularidades.
La luna se sitúa a una distancia media de la Tierra de 384.000 km y se aleja de ella unos 3,8 cm por año. Su circunferencia en el ecuador es de 10.920 km, es decir 3,7 veces inferior a la de la Tierra (40.000 km).