El cantante y activista irlandés Bob Geldof regresó este jueves a la escena pública, unos meses después de la muerte de su hija Peaches, acusando a los países ricos de indiferencia ante el sida y criticando las leyes homofóbicas.
En una entrevista acordada a la AFP en margen de la 20º Conferencia Internacional sobre el Sida en Melbourne, Australia, Geldof estimó que esta enfermedad podría ser erradicada ya que todos los medios están a disposición.
“Es posible”, declaró el cantante, poco después de ser ovacionado por los participantes de la conferencia tras un discurso centrado en el sida y la pobreza.
“Los financiamientos para eliminar finalmente esta enfermedad deberían ser garantizados de forma unívoca”, declaró a la AFP. Pero, “porque no es una crisis sanitaria mundial y que ahora parece ser una enfermedad manejable, no hay presión política”, añadió.
“Si la gente se estaría muriendo en Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido, les aseguro que habría una presión inmensa para remediar esta enfermedad y se destinaría una gran parte del presupuesto” en la lucha contra el sida, agregó el cantante.
“Pero como esto sucede sobre todo en las regiones más pobres del mundo, sale de nuestra imagen radar, porque parece que sucede muy lejos de nosotros”, agregó.
El activista atacó luego a Rusia, que prohíbe la información sobre las orientaciones sexuales, una ley que el cantante tachó de “disparate medieval”.
“En Rusia, las cifras (sobre las infecciones con VIH) aumentan, una vergüenza más para Putin”, declaró. “Ese hombre es”.
“Dirigentes ineptos”
Las leyes en Nigeria y otros países africanos contra los homosexuales son obra de “dirigentes ineptos que intentan ganarse el apoyo popular”, opinó Geldof.
El cantante exige políticas de fondo. “Se trata de establecer sistemas que ayuden a manejar (la epidemia) y que beneficiarán a la economía”.
Geldof, de 62 años, saltó a la fama mundial con el grupo Band Aid, creado en 1984 para recaudar dinero para ayudar a la población en Etiopía, diezmada por el hambre.
El cantante regresó a la escena internacional en Melbourne por primera vez desde la muerte de su hija Peaches Geldof en abril.
Peaches, de 25 años y madre de dos hijos, murió por una sobredosis de heroína, según las conclusiones de la investigación anunciadas el miércoles.
La joven madre había dejado las drogas en noviembre pero recayó en febrero de este año, por razones desconocidas. Su madre, Paula Yates, murió también de una sobredosis en el 2000.
Interrogado sobre si es difícil para él regresar a la escena pública tras el drama privado que vivió, el activista respondió simplemente “no” y descartó con un gesto de la mano que se lance de cabeza en grandes causas humanitarias para olvidar su dolor.
“Es solo que sé hacer ese tipo de cosas”, dijo con una sonrisa y un aire cansado.