El Consejo de Seguridad de la ONU denunció el lunes la persecución que los yihadistas del Estado Islámico (EI) mantienen contra las minorías en Irak, especialmente los cristianos de Mosul, recordando que ello puede constituir un crimen contra la humanidad.
En una declaración unánime adoptada la noche del lunes, los 15 países miembros del Consejo “condenan en los términos más enérgicos posibles la persecución sistemática por parte del EI y sus grupos partidarios de individuos pertenecientes a minorías y de personas que rechazan la ideología extremista del EI”.
“Los ataques sistemáticos y a gran escala contra la población civil motivados por su origen étnico o religioso o por su fe pueden constituir un crimen contra la humanidad por el que los responsables tendrán que rendir cuentas”, dice la declaración.
El Consejo celebra los esfuerzos del gobierno iraquí y de la ONU para oponerse a las “amenazas terroristas” contra las minorías y para responder a las necesidades humanitarias urgentes de personas desplazadas por el conflicto en Irak, y exige que estos esfuerzos se intensifiquen.
El Estado Islámico, un grupo yihadista ultra-radical que en junio tomó el control de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, lanzó el viernes un ultimátum dando a la minoría cristiana solo horas para dejar el lugar.
La semana pasada, el grupo extremista ya había instado a los habitantes cristianos de la ciudad “a convertirse al Islam, pagar un impuesto especial o salir de la ciudad”, amenazando con ejecutar a quienes no lo hicieran.
Antes de la invasión estadounidense de 2003, la población cristiana de Irak se estimaba en más de un millón, de los cuales más de 600.000 en Bagdad, 60.000 en Mosul y el resto en la ciudad petrolera de Kirkuk (norte) y en Basora (sur).