Los sangrientos enfrentamientos que proseguían este domingo en Ucrania entre tropas regulares y separatistas prorrusos provocaron la cancelación de un viaje relámpago a Rio de Janeiro del presidente Petro Poroshenko, para entrevistarse con su homólogo ruso Vladimir Putin, con motivo de la final del Mundial de fútbol.
La explosiva situación en Ucrania, al este de la Unión Europea, se ha cobrado ya la vida de 550 personas. Por otro lado, un grave incidente fronterizo este domingo podría empeorar aún más las ya tensas relaciones entre Kiev y Moscú.
Rusia advirtió a Ucrania que puede haber “consecuencias irreversibles” después de que un hombre muriera en una ciudad fronteriza rusa por un obús procedente de Ucrania.
“Rusia ve esta provocación como una nueva agresión de Ucrania al territorio soberano de Rusia y a los ciudadanos rusos”, indicó en un comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores.
“El incidente refleja una escalada de tensión extremadamente peligrosa en la frontera entre Rusia y Ucrania, y puede tener consecuencias irreversibles, de las que Ucrania será responsable”, añadió el texto.
Kiev desmintió poco después haber efectuado ese disparo.
“Las fuerzas ucranianas no efectúan disparos contra el territorio de la Federación Rusa. No hemos disparado”, dijo un portavoz del Consejo de seguridad nacional y de defensa, Andrei Lisenko.
Sangrientos combates
Mientras, al menos 14 soldados murieron en las últimas 24 horas en Donetsk y Marinka, dos localidades controladas por los rebeldes, informaron el domingo los servicios médicos de la región.
Otros seis habitantes murieron en Lugansk, otro feudo de los insurgentes, según la alcaldía, mientras el servicio de prensa de la “operación antiterrorista” del gobierno de Ucrania hablaba de tres militares muertos y otros tres heridos el domingo por la mañana.
El ejército ucraniano, que tiene cercado Donetsk, llegó esta semana a una distancia de 20 kms de la ciudad, y asegura haber infligido “duras pérdidas” a los insurgentes, mediante bombardeos aéreos tanto en esta localidad como en Lugansk.
En este contexto, el presidente ucraniano Petro Poroshenko consideró “imposible” asistir a la final del Mundial de fútbol en Rio.
Las autoridades brasileñas habían asegurado el sábado que Poroshenko viajaría al país, pero horas después la presidencia ucraniana anunció que “dada la situación imperante hoy en Ucrania, el jefe de Estado considera que le es imposible asistir a la final del Mundial”.
De esta forma queda descartado un encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, cuando Ucrania acusa a Moscú de desempeñar un rol clave en la rebelión prorrusa.
La crisis en Ucrania será de todas formas tratada en Rio, ya que Putin prevé entrevistarse en la ciudad brasileña con la canciller alemana Angela Merkel, muy implicada en los esfuerzos internacionales para hallar una solución política al conflicto.
Guerra de propaganda
Rusia, que forzó en marzo la anexión de la península ucraniana de Crimea tras un referendum no reconocido internacionalmente, apoya a los insurgentes prorrusos.
Por su lado, Ucrania acusa a Moscú de apoyar a los rebeldes enviándoles agentes, mercenarios y armas. Una gran exposición con armas de origen ruso interceptadas a los rebeldes fue inaugurada el sábado en Kiev.
Ambas partes libran además una guerra de propaganda, divulgando informaciones imposibles de confirmar, como los balances de los bombardeos aéreos o de la artillería.
Uno de los frentes de esta guerra es la frontera entre los dos países, cuyo control quiere recuperar el gobierno de Kiev, lo que considera como una condición sine qua non para un alto el fuego.
Por su lado, Moscú pide un alto el fuego inmediato e incondicional, que dejaría de facto los puestos fronterizos en manos de los rebeldes.