Andar con sueño o cansado no son las únicas señales de que estás trabajando demasiado. Muchas veces, nuestros cuerpos y mentes se acomodan a la sobrecarga de trabajo de maneras impensadas.
Así lo afirma Joel Peterson, presidente de la compañía JetBlue Airways y profesor de la escuela de negocios de Stanford, quien escribió un artículo en la revista financiera estadounidense INC. en el que elaboró una lista de señales de advertencia de que se te podría estar pasando la mano con el trabajo.
1. Te has convertido en una especie de “ogro”
Si sientes que la alegría, la buena disposición que tenías con otros y tu capacidad de aceptar bromas se está agotando, puede ser una señal.
“Si te encuentras reprendiendo meseros, asistentes de vuelo, o encargados reservaciones” es posible que estés estresado, dice Peterson, En este sentido recomienda “hacer un hábito de tomarte un minuto adicional durante cada interacción para dar las gracias”, porque “tratar de animar a aquellos que están haciendo trabajos difíciles, también pueden aumentar tu propio espíritu”.
2. Tu mente siempre está corriendo
Aunque tener un montón de ideas es bueno, vivir en una rueda de hámster mental es agotador.
“Crees que la raíz de tu estrés es que gastas todo tu tiempo en permanecer en un estado de intensa concentración. Pero en realidad, la mayoría de las personas estresadas se dan vuelta en las mismas cosas una y otra vez”, es decir, “confunden esta obsesión con la concentración, pero es todo lo contrario”, advierte Peterson.
Él recomienda darte espacio para reiniciar, considerar sus prioridades y dar a tu cerebro la oportunidad de abordar los problemas desde una nueva perspectiva.
3. Sueles caer en la autocompasión
Aunque puede que tengas problemas en tu trabajo o negocio, no es el fin del mundo. Cuando trabajas demasiado sueles olvidarte de las cosas hermosas y privilegios que hay en tu vida, perdiendo la perspectiva y viendo todo gris.
“Si te sientes poco valorado, cambia tu entorno – o, como mínimo, cambiar su actitud Reemplace autocompasión con gratitud, o mejor aún,. encontrar una manera de servir a los menos afortunados que usted en el proceso. , descubrirá que tiene mucho que agradecer “, escribe Peterson.
4. No vives el momento
“Recuerdas el pasado, contando historias de glorias pasadas. O esperas el futuro, no permitiéndote realmente vivir hasta que cumplas un determinado objetivo. Ambas son señales de que estás viviendo fuera del presente, un hábito que sólo conduce a más estrés”, afirma Peterson.
“Vivir el momento, disfrutando de la conversación, las reuniones, la gente y los desafíos que vayan surgiendo, reducirá el estrés”, explica..
5. Siempre llegas tarde
Si notas que estás llegando tarde más veces de lo habitual, puede ser una señal de advertencia que estás trabajando demasiado.
Peterson recomienda “hacer un compromiso de que llegarás 5 minutos antes a cada reunión y evento y luego dilo a otros como una manera de obligarte a restringir las actividades que hacen que llegues tarde”
Trabajadores de alto rendimiento versus trabajólicos
Jullien Gordon, socio fundador de la firma de consultoría New Higher y autor de diversos artículos en torno al tema, afirma que “el alto rendimiento y la adicción al trabajo parecen iguales por fuera”.
“Ambas cosas aparentan ser trabajo arduo. La gran diferencia es cómo se siente el individuo en su interior con respecto a quién es en relación con su trabajo”, afirma Gordon en su publicación High Performers vs Workaholics (Personas de alto rendimiento vs. trabajólicos), recogida por la cadena BBC
Gordon añade que “el objetivo número uno de una persona adicta al trabajo es estar ocupada. Los trabajólicos llenan cualquier espacio de tiempo con labores que ocupan porque se sienten inseguros sin hacer nada. La inseguridad proviene de no conocer su valor intrínseco. Creen que mientras más ocupados estén, más importantes deben ser”.
En tanto, afirma que quienes son de “alto rendimiento” están conscientes del éxito de sus proyectos y saben cuál es su valor, mientras los trabajólicos no tienen claro cuándo detenerse, ni qué es suficiente y siempre están esperando la evaluación de los demás porque piensan que no son tan buenos. “no saben qué significa realmente el éxito para ellos”, puntualiza Gordon.
Asimismo, apunta que “una persona de alto desempeño se centra en su esfuerzo: aportes y producción”, al contrario de un adicto al trabajo.”Su deseo de compararse con otros las lleva a juzgarse a sí mismas utilizando parámetros comunes de éxito que no siempre se correlacionan directamente con el esfuerzo”, explica.