Campesinos de los Andes peruanos están mejorando con ayuda internacional una antigua técnica prehispánica de reserva de agua, que les permitirá enfrentar sequías que se agravarán en próximas décadas por efectos del cambio climático.
El sistema se basa en “sembrar” o almacenar agua en la época de lluvias -que se extiende entre noviembre y marzo en los Andes, por encima de los 3.000 metros de altura- para que los campesinos puedan utilizarla cuando sea necesario para consumo de sus comunidades y animales, mejoramiento de áreas de cultivo o reforestación.
El Sistema Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú ha reportado una clara disminución de las lluvias en regiones andinas de Perú por el cambio climático.
Hacia el año 2030 se espera que las precipitaciones podrían reducirse hasta un 20% anual en zonas de la sierra, según el organismo.
Perú, con una pobreza extrema del 23%, concentra en la zona rural y serrana el 83% de su población más vulnerable, que depende de la agricultura y recursos naturales, por lo cual la falta de agua puede tener un efecto dramático.
Dependencia de las lluvias
“El 70% de la superficie agrícola en la sierra depende de las lluvias”, dijo a la AFP Lenkiza Angulo, coordinadora del Proyecto de Adaptación al Cambio Climático (PACC-Perú) que desarrolla la cooperación Suiza en el país.
“Por ese motivo se ha perfeccionado la parte técnica” del antiguo sistema de reserva de agua reforzando los canales “para retener la lluvia sin que se pierda”, dijo Angulo.
Pozas familiares pueden almacenar de 100 a 7.000 metros cúbicos de agua mientras otros reservorios comunales reúnen hasta 35.000 metros cúbicos de agua.
Con el soporte técnico y financiero de la cooperación Suiza el sistema comenzó a retomarse en poblados rurales de Cusco y Apurímac, y se intentará extenderlo a otras regiones agrícolas del país.
En las cuatro provincias del Cusco y en dos de Apurímac donde se está aplicando el programa, el 90% del terreno es pasto natural y por la sequía se seca y se incendia, lo que constituye un problema adicional, señala el PACC-Perú.
“Gracias al inicio del programa, de 28 manantiales existentes en Cusco se han incrementado a 150. Y en Apurímac se ha logrado construir 50 (reservorios) con el objetivo de duplicarlos”, dijo Angulo.
Un plan hasta 2016
El programa de cooperación suiza realizó investigaciones en Cusco y Apurímac desde 2009. Y desde 2011 apoya la técnica ancestral con un presupuesto de 13,3 millones de dólares que se aplicará hasta 2016.
“Los especialistas del PACC-Perú respetando el sistema prehispánico que utiliza la depresión natural del terreno, en algunos casos agrandan y hacen más hondas las cochas (pozas de agua) con participación de la comunidad, sin emplear maquinarias, y con material de la zona”, comentó Angulo.
Los campesinos también aplican una técnica que heredaron de sus ancestros para mejorar el entorno del manantial, construyendo desniveles para retener el agua y permitir la reforestación con plantas silvestres.
“No solo es la captación de agua, sino la recuperación de manantiales y pastura en el área de influencia que se habían secado”, agregó la funcionaria.
El programa y sus resultados se entregarán en 2016 al gobierno peruano con su sustento técnico y financiero para su aplicación en toda la zona alto andina con problemas de sequía, según el PACC-Perú.