La presente carta se refiere al menor de 6 años B. M. V. G., quien fue hospitalizado a fines de junio en Chiloé tras presentar un grave caso de maltrato físico y desnutrición, presuntamente provocado por sus padres y hermano. Actualmente, los tíos y abuela del niño están llevando a cabo acciones para que este les sea devuelto en vez de entregarlo a un centro del Sename.

La carta se presenta íntegra, sólo con ediciones de gramática y ortografía.

Señores de BioBioChile:

Mi nombre es Irene Gueico Gueico, vivo en Osorno y tengo una preocupación muy grande.

Se trata de mi sobrinito, quien tiene 6 años y fue brutalmente torturado por sus padres y su hermano mayor. Mi sobrino tenía apenas 3 meses de vida cuando fue retirado por el Sename por los casos de violencia intrafamiliar que no sólo había desde ese entonces, sino desde mucho antes de qué él naciera.

Estuvo en una casa de acogida hasta que cumplió un año y ocho meses. Luego, cuando el Sename decidió entregarlo en adopción, tomaron contacto los familiares de la Mamá, es decir mis hermanos, quienes obtuvieron su custodia temporal.

Desde entonces estuvo al cuidado de mi mamá, Margarita, mi hermana Elena y mi hermano Marcos. A ellos se les entregó la tuición temporal hasta que el padre reclamó de regreso a su hijo realizando una denuncia totalmente falsa, de la cual ni siquiera había pruebas.

Así fue que le quitaron el niño a mis hermanos. Fue todo muy repentino. Él ya tenía 5 años y dos meses cuando fue devuelto a sus padres, un 5 de diciembre de 2012. Para mi sobrino ellos eran personas a las que no conocía. Unos completos extraños. Para empeorar las cosas, nadie se ocupó de realizar un proceso antes de entregarlo. No hubo una transición ni nada: llegaron y se lo arrebataron sólo porque lo demandaban sus padres biológicos.

Nadie se preocupó de averiguar si ellos realmente amaban a ese hijo que nunca había estado con ellos, y menos en considerar todos los antecedentes que pesaban en su contra por violencia intrafamiliar. Mi sobrino nunca entendió porqué lo fueron a dejar con esas personas que no conocía. Se mantuvo esperando que mi Mamá, o sea, su abuelita, lo fuera a buscar, lo que no se podía porque era la decisión del tribunal.

Eso hasta que ocurrió esto tan terrible.

El 18 de junio fue internado grave en el hospital de Castro. Desde ahí fue derivado al hospital de Puerto Montt con neumonía, una severa desnutricion (pesaba 13 kilos en vez de los 20 normales), huellas de golpes en todo su cuerpo, quemaduras de cigarrillo y heridas en sus pies. Todo tras pasar más de un año en condiciones inhumanas que le dejaron un daño psicológico tremendo.

Yo, como tía del pequeño, quiero pedirle a la persona que toma estas decisiones en los tribunales que por favor no lo deriven otra vez al Sename. Que le den la tuición legal y definitiva a mi hermano Marcos. Que vuelva a su isla donde creció. Cuando amanece cada día, él pide que lo lleven a su casa en Chelín (isla cerca de Castro), donde era un niño muy feliz que no sabía de maltratos, sólo de regaloneos y de correr con su perrito mientras jugaba en el campo junto con la mamita.

El viernes 27 de junio tuvimos la primera audiencia, a la que llegaron los padres de mi sobrino. La magistrada ya había visto las fotos donde aparecen las marcas de los golpes y los informes médicos. ¡Así y todo iba a autorizar a los padres para que lo visitaran en el hospital! Si no es porque yo le digo que no podía permitir que ellos fueran a verlo, porque mi propio sobrino nos pidió que no quería ver a sus papás porque les tiene mucho miedo, lo habría hecho. Recién ahí ella anunció que iba a extender la orden de protección para que otras personas lo visitaran pero no los padres.

Por favor, que estas personas tomen conciencia de sus decisiones. Que actúen en favor de mi sobrino. Que ya no lo hagan sufrir más. Él es un bebé inocente que no entiende por qué se le sometió a tanto castigo.

Le ruego por favor a la justicia que sus padres y hermano tengan cárcel, y que las otras personas que tenían la obligación de velar por su bienestar reciban algún tipo de sanción, como el CECOF (Centro Comunitario de Salud Familiar) de Rilán, que tenía la tarea de visitarlo cada 15 dias pero ni siquiera se preocuparon. O el médico que lo atendió en el verano, cuando fue hospitalizado por lo mismo que ahora, y quien no hizo la denuncia pese a que mi sobrino llegó con moretones, desnutrido, en condiciones higiénicas deplorables.

Incluso en su escuela no les extrañó que asistiera sólo cada 10 a 15 días, o que andaba encogido. ¿Cómo no se preocuparon por él? ¿Cómo nadie hizo nada?

Ahora lo que más quiero es que sea devuelto a su isla. Es lo único que queremos y lo qué él más pide. Nosotros somos su familia. No es solito y no necesita de un Sename para estar con personas extrañas que él no conoce, mientras sigue extrañando a mi hermano, que él le dice Papá, a mi hermana Elena, a quien le llama Mamá, y a su abuelita que para él es su Mamita. A sus primos, que son sus hermanitos.

Espero que esta carta sea leída por las autoridades que toman estas decisiones y se pongan la mano en el corazón. Que piensen como papás y como mamás. Que al menos se imaginen el sufrimiento de mi sobrino y también el de nosotros, que somos su familia.

Desde ya, les estaré eternamente agradecida .

Atentamente,
Irene Gueico Gueico.
Osorno, 1 de julio de 2014.