Los asistentes a la corrida de la tarde del martes en la plaza de las Ventas de Madrid vieron como los tres matadores del cartel resultaban heridos uno tras otro, lo que obligó a realizar una “suspensión histórica” del festejo, algo que no ocurría desde 1979.
“Drama en Las Ventas”, titulaba este miércoles el diario conservador ABC, al hablar de una “suspensión histórica de la corrida” bajo una foto a toda página mostrando la “espeluznante” cogida del primer diestro, David Mora.
“Vientos de muerte, orgía de sangre”, fue el título de la larga crónica de dos páginas publicada en el diario El Mundo.
Esta corrida, que formaba parte de los festejos de la feria de San Isidro madrileña, una de las más prestigiosas del mundo, se terminó tras la muerte del segundo toro de la tarde, cuando todavía faltaban cuatro por lidiar.
“En los 68 años de historia de San Isidro se suspendieron dos corridas por cogidas de los matadores, ambas en 1979, con dos días de diferencia”, explicó la plaza de Las Ventas en un comunicado.
El primer diestro, David Mora, recibió dos cornadas, una de ellas “con una trayectoria ascendente de 30 cm que produce arrancamiento de la vena femoral y colaterales, con destrozos en el músculo cuadriceps”.
“El animal atropelló al torero de forma violenta, y aún tuvo tiempo de volver sobre su presa, a la que prendió y volteó de forma terrorífica”, escribió este miércoles El País.
Tras salir para matar a este primer toro, el diestro siguiente, Antonio Nazaré, resultó también herido, de forma menos grave, frente al segundo astado.
Tras sufrir un “traumatismo en la rodilla derecha con probable lesión de ligamentos”, los médicos emitieron un diagnóstico de “pronóstico reservado que le impide continuar la lidia”, explicó el comunicado de Las Ventas.
Entonces salió el tercer matador, Saúl Jiménez Fortes, para lidiar este segundo toro. El diestro recibió dos cornadas, aunque logró matar al astado antes de dirigirse a la enfermería, donde los médicos confirmaron dos heridas por asta de toro de 10 cm en el muslo derecho.
Los médicos establecieron un diagnóstico “menos grave, que le impide continuar la lidia”.