Ex guerrillera, senadora y esposa del uruguayo José Mujica, Lucía Topolansky renegó de que las mujeres asciendan en política mediante cupos fijos, en una entrevista con la AFP en la que se definió como “el mejor soldado” del presidente que conquistó al mundo con su ejemplo de austeridad.
“Yo siempre le digo que soy el mejor soldado que tiene en el Legislativo”, dice riendo Topolansky, asegurando que se siente orgullosamente oficialista… u “oficialista plus”.
Hija de una familia acomodada, esta mujer de 69 años dejó truncos en su juventud sus estudios de arquitectura para sumarse al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, guerrilla de izquierda radical que pregonaba la lucha armada contra el sistema capitalista y donde inició la relación con uno de sus fundadores, Mujica.
Tras más de una década de cárcel, siguió un camino político similar al de su pareja: en 2000 ingresó a la cámara de Diputados y en 2009 fue elegida senadora, encabezando la lista más votada.
“Mi deber es cumplir la función para la que me puso la gente, que es el Senado”, destacó Topolansky, recordando que en Uruguay la figura de primera dama no existe formalmente. Por eso, solo acompaña a Mujica en viajes oficiales si es invitada expresamente.
“NADIE TE VA A REGALAR NADA”
Quien se define como “vocacional de la militancia” y “luchadora social” ha sido propuesta por varios correligionarios como candidata a la vicepresidencia para las elecciones de octubre, junto a quien se espera sea el candidato oficialista, el ex presidente Tabaré Vázquez.
Un papel que, de concretarse, la convertiría en la primera vicepresidente mujer del país.
Y si bien admite que por ser mujer “es probable que en algunas cosas haya tenido que pelear más” para llegar al lugar en que está, se planta “en pie de guerra” contra leyes como la de cuota de género, que obligará a partir de este año a los partidos políticos a garantizar un tercio de mujeres como mínimo en cada lista.
“Nadie te va a regalar nada en esta vida (…) Por más excluido que seas, tu tenés que conquistar esos lugares. Además es mucho más lindo, pelear y ganar lo que uno busca y saber que uno puso el alma en esa batalla y dio resultado, antes de que te caiga una cuota”, afirmó, estimando que “la edad no dice mucho, el género tampoco”.
“Yo voté la ley de cuotas porque me avine a lo que (la coalición de partidos) Frente Amplio decidió. Pero creo que no va a dar resultado, porque con una legislación electoral tan compleja como la de Uruguay puede haber trampas legales. Entonces a las mujeres siempre les recomiendo que luchen”, enfatizó.
“Cuando era muy joven y empecé a militar mi lugar me lo hice como pude”, destacó Topolansky, al asegurar que en la guerrilla, en cambio, “había mucha más paridad, para la época”. Algo que, explica con una media sonrisa, tenía un motivo: “Detrás de una 45 (milímetros) no importa el género”.
“ME PONEN COMO MUY RADICAL”
Igual de informal que el presidente, Topolansky -que le huye al maquillaje y apela a camisas blancas y trajes sobrios para los actos- tiene fama de ser más “dura” que su esposo.
“A mí siempre me ponen como muy radical, capaz que por la forma de expresarme. Pero en realidad yo he estado en todas las negociaciones que se hacen a nivel parlamentario”, señaló la legisladora. “Pero como cada uno tiene su modo de ser, capaz puedo aparecer más fuerte”.
Con un lenguaje sencillo pero directo, lejano de las reflexiones con tintes filosóficos de Mujica, Topolansky de todas formas todavía se emociona cuando recuerda el día en que como primera senadora le tocó tomarle el juramento como presidente a su pareja.
“Era impensado ese momento, pero a veces la vida te da sorpresas”, confesó.
Tampoco imaginó la popularidad que alcanzaría Mujica fuera de fronteras.
“Lo que descubrí es que había un estereotipo de presidente. Y lo que vino a romper Mujica fue ese estereotipo. Como lo rompió de algún modo Evo Morales y hasta (Barack) Obama. O (el brasileñO) Lula, o mismo (Hugo) Chávez”, reflexionó.
“Latinoamérica viene rompiendo esos moldes, se está saliendo del presidente doctor con su corbatita y su lejanía de la población. Pepe es un poco más extremo y por eso concitó las miradas”, estimó.
Cuando faltan seis meses para las elecciones nacionales, la primera dama no se imagina retirada y asegura que va a “militar toda la vida”. Prefiere no entrar en detalles sobre su pasado guerrillero pero se considera “plenamente responsable” de todas sus decisiones.
“Lo único que puedo decir es que en el acierto o en el error puse mi vida al servicio de la causa”, enfatizó. “Y de eso no me arrepiento”.