Varios cientos de judíos ultraortodoxos se manifestaron este lunes cerca del Cenáculo, en Jerusalén, para exigir que este sitio -en donde el papa celebrará una misa en dos semanas- siga bajo la soberanía de Israel.
Este lugar es sagrado para los judíos ya que es allí donde se presume está la tumba del mítico rey David y, en el mismo edificio, se encuentra el Cenáculo, donde tuvo lugar la última cena de Jesucristo con los discípulos.
“En cuanto se altere el ‘statu quo’ de este lugar, ocurrirán cosas nefastas”, advirtió uno de los manifestantes, el rabino Avraham Goldstein, quien acusa al gobierno de Israel de querer ceder el Cenáculo al Vaticano.
El delicado tema del Cenáculo, renovado a principios del siglo 14 por los franciscanos que fueron luego expulsados, forma parte de las actuales negociaciones entre Israel y la Santa Sede, que quiere recuperarlo.
Es allí donde, según la tradición, tuvo lugar la última cena de Jesucristo junto a sus apóstoles el día de Pascuas (Jueves Santo), antes de su arresto y crucifixión.
Durante su vista al Vaticano el pasado 30 de abril, el presidente de Israel, Shimon Peres, declaró a un diario italiano que se llegó a un compromiso sobre el Cenáculo, cuyo uso es reivindicado por los católicos. Pero desde entonces no se ha oficializado ningún acuerdo.
El papa Francisco, que realizará del 24 al 26 de mayo su primer peregrinaje en Tierra Santa, celebrará una misa en el Cenáculo para los religiosos de Tierra Santa.