Nos acostumbramos a medias verdades o mentiras derechamente. Las escuchamos, impasibles, como si fuera una asunto normal. Y como no reaccionamos, alentamos a que la práctica se reitere.
¿Alguien puede creer que 46 nuevos parlamentarios, con sus sueldos, asesores, activistas, oficinas, autos, choferes, pasajes, no va a costar un peso más?
El video realizado por el gobierno para promover la reforma tributaria dice que “los que atacan la reforma tributaria son los poderosos de siempre que defienden sus intereses”. El intento de dividir entre amigos y enemigos, entre buenos y malos, entre sensibles e insensibles es falsa. Hay quienes defienden intereses. Pero si criticamos que la depreciación acelerada de la reforma defiende a los poderosos, ¿en qué mundo quedamos? En una especie de limbo ocasionado por una media verdad.
En este comentario una reflexión sobre el debate público y una invitación a contarnos la verdad. La verdad completa.