Tras una pausa de dos domingos seguidos, es bueno este reencuentro para entender las extrañas y graves cosas que están ocurriendo, y que parecen a punto de arrastrarnos al estallido de una guerra realmente espantosa, que comenzaría con el enfrentamiento de la OTAN y Rusia por el asunto de Ucrania… pero que obviamente se propagaría hasta los últimos rincones del planeta.

Está bien claro que para entender este embrollo hay que partir definiendo a sus protagonistas. Cuando hablamos de la OTAN, por supuesto queremos decir Estados Unidos. El resto de los integrantes son subalternos obedientes, que han demostrado acatar el mandato norteamericano aún en contra de lo que ellos quieran pensar por su cuenta.

En cambio Rusia es ella misma. Es la Federación Rusa, más un puñado de naciones amigas que de ningún modo están en situación subalterna.

Y por cierto es útil ver cómo se caracterizan ambos protagonistas, tanto por sus líderes, como por las estructuras políticas que los respaldan. Podemos comenzar por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, hijo de un modestísimo marino jubilado y de una obrera de una fábrica de Leningrado. En estos momentos, Vladimir Putin cuenta con un respaldo popular del 72%, según informe de la prestigiosa encuestadora independiente Levada Center.

Frente a él, está el presidente de Estados Unidos Barak Obama, hijo de un economista de Kenya y una antropóloga estadounidense, ambos de la clase media más pudiente de su país. En estos momentos, Barak Obama cuenta con el respaldo popular de 39% y una desaprobación del 59%, según informe de la empresa Fox.

A Vladimir Putin su nación le critica ser autoritario. Un 62% de los rusos lo consideran un tipo franco pero mandón. A Barak Obama, según la encuesta Fox, el 61% de su nación considera que miente. Que oculta cosas con frecuencia, o, al menos, miente ocasionalmente. Sólo un 15% cree que Obama es un tipo apegado a la verdad.

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