La temporada de lluvias en Bolivia dejó un saldo de 63.000 hectáreas de cultivos dañadas y 110.000 cabezas de ganado muertas en cinco departamentos del país, donde 4.600 familias aún viven en albergues temporales, informó este martes el viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez.
Los inclementes temporales durante la estación que se extiende de setiembre a marzo dejaron además un total de 60 muertos y 60.000 familias damnificadas en todo el país, de acuerdo a una balance difundido a comienzos de marzo.
En declaraciones a la radio estatal Patria Nueva, el viceministro indicó que los daños mayores ocurrieron en el sector agropecuario de la región amazónica de Beni (noreste), fronteriza con Brasil.
La crecida de los ríos afectó especialmente a los departamentos amazónicos de Beni y Pando (norte), pero también a Cochabamba (centro), La Paz (oeste) y Santa Cruz (este).
De los 339 municipios en que se divide la geografía boliviana, “82 municipios emitieron una declaratoria de emergencia”, sostuvo Vázquez.
Aunque la intensidad de las lluvias ha bajado en los últimos días, hasta virtualmente desaparecer, la alerta permanece en el poblado amazónico de Guayaramerín, fronterizo con Brasil, donde unas 1.700 familias fueron damnificadas por la crecida de ríos.
A raíz de la destrucción de sus viviendas, unas 4.600 familias viven todavía en albergues a la espera de que las aguas disminuyan su nivel, señaló Vásquez.
El gobierno boliviano anunció que destinará recursos para reconstruir las viviendas dañadas y para reponer el hato ganadero perdido.