A la paralización hace tres meses de la central Bocamina II de Coronel, se le atribuye en gran medida el alza del costo de la energía en el Sistema Interconectado Central, que en el mes de marzo se incrementó un 40% y que sí o sí debe ser traspasado a clientes y consumidores.
La controvertida termoeléctrica a carbón es considerada una unidad eficiente. Si no está disponible, esa energía debe ser entregada por otras centrales menos eficientes y que contaminan más, fundamentalmente aquellas que funcionan a diesel.
En marzo del año pasado, Bocamina II aportaba más de un 5 por ciento de la generación en el Sistema Interconectado Central. Endesa ha calculado en unos 100 millones de dólares el costo adicional que ha tenido la detención de la planta en Coronel, porque el petróleo es el combustible más caro de la matriz energética.
No está claro cuándo las empresas generadoras, que son las primeras en absorver este sobrecosto, traspasarán el aumento a las distribuidoras, para llegar finalmente a clientes industriales y residenciales. Algo que va a ocurrir según el académico Hugo Moraga, experto en negocios de la Universidad Andrés Bello.
El incremento del costo de la energía de un 40 por ciento en el Sistema Interconectado Central es un cálculo de los primeros 20 días de marzo en relación a febrero. Mientras que en comparación a marzo del año pasado, el alza es de un 12 por ciento.
Bocamina seguirá por ahora detenida, según lo decidió la Corte de Apelaciones de Concepción. Sin embargo, aunque la termoeléctrica volviera a operar en las próximas semanas la situación no tendería a una mejora sustancial, de a acuerdo a simulaciones del centro de despacho económico de carga para los meses entre mayo y julio.