Cristian Latrille Tagle es el abogado de 39 años, quien fotografió al cura Fernando Karadima celebrando misa, a pesar de estar imposibilitado tras ser condenado por el Vaticano por abusos sexuales a menores.
Según relató a Ciper, el hecho ocurrió el miércoles 4 de diciembre, en la residencia del Convento de las Siervas de Jesús de la Caridad, lugar donde asistía al funeral de su abuela, quien falleció en ese lugar.
Fue un familiar quien le advirtió haber visto a Karadima celebrar una misa en la capila del recinto, razón por la que fue, encontrándose con la sorpresa.
“Tomé la decisión de ir a ver si efectivamente era Karadima quién estaba celebrando la misa. Entré a la capilla y me senté a escuchar la misa (…). Cuando me senté y miré hacia el altar, lo reconocí de inmediato. Verlo celebrando la misa me provocó ira y una sensación de impotencia. Pero me traté de calmar. Respiré profundamente, y mirando la estatua de la Virgen Maria, traté de tener claridad y de calmar mis emociones. Al final, conseguí calmarme y decidí mantenerme como un testigo objetivo de la situación”, dijo el profesional.
Latrille recordó que el condenado religioso leyó el Evangelio y realizó comentarios de las lecturas, como lo hace cualquier sacerdote que oficia una misa. Sin embargo, fue el momento de la comunión, cuando su molestia aumentó.
“Karadima estaba con las vestimentas que los curas usan en Adviento y en Cuaresma (diciembre y Semana Santa): de color morado que justamente significan la humildad y la penitencia. El momento en que vi a Karadima entregar la comunión fue lo más impactante: ¡no sólo estaba celebrando misa, si no que ahora daba la comunión!”, agregó.
Producto de ello, se acercó hasta el cura abusador y lo enfrentó, diciéndole que lo que hacía sobrepasaba todo dictamen del mismo Vaticano, cuya sentencia le prohibía encabezar misas públicas.
“Le digo que él no podía estar celebrando misa porque fue condenado por abusos sexuales reiterados contra jóvenes adolescentes. Su respuesta me dejó perplejo: me dijo que eso no era cierto. Le replico que sí es cierto, que fue condenado por el Vaticano y que él estaba incumpliendo la sentencia que se le impuso. Me dice: ‘eso es una mentira’. Y mirando una imagen de Jesús que está en la capilla, me dice que no hable delante de Jesucristo de esa forma”, detalló.
Finalmente, dijo, la escena concluyó cuando una anciana presente en el culto religioso, le reprochó sus palabras, calificando a Karadima como un “mártir de la Iglesia Católica”. Posteriomente se acercó la monja superiora subrogante, quien le pidió salir del lugar.
“Le expliqué lo mismo que ya le había dicho al cura: que Karadima había sido condenado y que, en virtud de ello, no podía estar haciendo misa, que si ella lo avalaba estaba siendo cómplice del desacato a una prohibición impuesta por el Vaticano. También le dije que esa no era su casa, sino un asilo de ancianas, bastante caro por lo demás, y que mi abuela había llegado antes que Karadima. Que desde que él llegó, la vida en la residencia perdió por un tiempo la paz, ya que habían tirado huevos, habían pintado las paredes externas, pasaba gente gritando… Por último, le dije que a nosotros se nos había asegurado que él no iba a celebrar misa en la capilla y tampoco iba a bajar al piso de las residentes”, dijo Cristian Latrille.