Las pieles, los pliegues, el azul, el negro, las piernas desnudas, los estampados y las botas de agua, esenciales en el miserable invierno inglés, marcaron esta Semana de la Moda de Londres, que concluye el martes, pasando el relevo a Milán.
Partes importantes de Inglaterra, como las llanuras de Somerset, están bajo las aguas desde principios de año, y en algunas regiones este ha sido el invierno con más lluvia en 250 años.
Coincidiendo con la llegada de las inundaciones, la marca escocesa Hunter Original consagró su desfile a las botas altas de agua, las Wellington o “wellies”, así llamadas porque fueron popularizadas por el militar Arthur Wellesley (1769-1852), primer duque de Wellington.
A la empresa, fundada en 1856, le pidieron en la Primera Guerra Mundial “unas botas recias que se acomodaran a las condiciones de las trincheras inundadas”. El clima local ha ayudado a las botas de goma a mantener su vigencia.
“Esta atención a la indumentaria de lluvia es muy de actualidad”, dijo a la AFP Caroline Rush, la directora del Consejo de la Moda Británica (BFC, en inglés), que organiza la Semana de la moda londinense.
Las pieles, verdaderas o falsas, aparecieron por todas partes en los cuatro días de desfiles que empezaron el jueves, tras el cierre de la Semana de la moda de Nueva York.
Visón negro y blanco en la colección del diseñador estadounidense Tom Ford, en chaleco o abrigo para la popular marca Topshop Unique, mientras que en la pasarela de Vivienne Westwood, la madre de la moda punk, hasta los shorts tenían detalles de piel.
En el desfile del modista británico Paul Smith, destacó una chaqueta azul-oscuro con una franja roja en medio.
Los pliegues, que evocan a los uniformes escolares, están cobrando nuevo protagonismo, como pusieron en evidencia las pasarelas de Londres, donde fueron la base de los detalles de color en las faldas del londinense Richard Nicoll.
También alegraron los abrigos grises de Todd Lynn y los vestidos sueltos de la joven modista griega Mary Katrantzou, donde recordaban al fuelle de un acordeón.
El azul fue uno de los colores dominantes, junto al negro. La serbia Roksanda Ilincic lo usó en vestidos y en faldas a media pierna, mientras que la marca inglesa Temperley London, de la diseñadora Alice Temperley, recurrió a motivos clasicos estampados en diferentes tonos azules.
El negro siempre está presente en la moda, especialmente en las colecciones de invierno, pero esta vez hubo más de lo habitual, en los espectaculares lazos y pliegues en torno al cuello del diseñador de Hong Kong John Rocha, en los vestidos barrocos y con transparencias del canadiense Erdem, además de en los elementos en terciopelo, lana y cachemira de Tom Ford.
Las piernas desnudas desafiaron el invierno, al menos en las pasarelas de los escenarios climatizados de la Semana de la Moda. Marcas y diseñadores como Hunter, Topshop Unique y Roksanda Ilincic proponían mostrarlas. En el primer caso, mostrar las piernas hace que llevar unas buenas botas sea mucho más importante.
Finalmente, los estampados aparecieron en forma caleidoscópica en el diseñador italo-austriaco Peter Pilotto, en psicodélica en el británico Matthew Williamson y en la tradicional versión cachemira en Paul Smith.
Mientras pugna por hacerse un lugar al lado de las de Milán, París y Nueva York, la Semana de Londres atrae a unos 5.000 visitantes de 48 países y genera pedidos por un valor de más de 100 millones de libras (167 millones de dólares), según el Consejo de la moda británica.