Dentro de una antigua chocolatería, en medio del campo y a una hora de Ottawa, Chuck Rifici cultiva cannabis. Proveedor autorizado por el gobierno, tiene grandes ambiciones.
Su pequeña empresa, Tweed Inc, se beneficia de una nueva ley que a partir del 1 de abril prohibirá a los particulares tener plantas para atender sus tratamientos médicos y promoverá la producción a gran escala en invernaderos.
Tweed es una de las seis empresas que obtuvo un concesión del gobierno y pronto será la primera del sector en cotizar en la bolsa.
Los primeros clientes ya hicieron sus pedidos de la futura producción, que comenzará a ser vendida a entre 4 y 12 dólares el gramo.
Con una zafra inicial de entre 50 y 100 kg cada dos meses, Tweed Inc tiene previsto alcanzar rápidamente su cuota de 15 toneladas al año.
Mientras tanto, y con la pintura de las paredes recién seca, la abundante agua que se necesita para el cultivo hidropónico se almacena en tanques que hasta hace apenas unos meses contenían azúcar para la elaboración del chocolate.
Una vez cortado y secado, el cannabis será cuidadosamente guardado en un cofre antes de su envío como encomienda y distribuido por empresas de mensajería. Es que el valor del contenido de ese cofre podría ascender a 150 millones de dólares. La explotación se encuentra justo en frente de la comisaría de Policía local.
La seguridad es un aspecto relevante del emprendimiento: cada empleado debe mostrar su tarjeta de identificación al entrar y salir de las diferentes salas y toda la empresa está vigilada por videocámaras.
Resplandeciente como el sol
“Es como si se cultivara adentro de un banco”, dice divertido Chuck Rifici. Como en un banco pero en el trópico, porque “aquí estará resplandeciente como el sol”, explica a la AFP mientras señala una hilera de lámparas con una potencia total de 40.000 watts en el invernadero, donde los empleados llevarán gafas de sol y vestimenta especial para evitar las quemaduras.
Canadá autorizó en 1999 el uso de cannabis con fines medicinales y más de 37.000 canadienses tienen receta para comprarlo. El perfil de ese consumidor es el de un cuarentón que fuma alrededor de 10 gramos diarios.
La administración se propuso inicialmente producir el cannabis, pero luego se inclinó por dar la producción en concensión a unos 30.000 pequeños productores. Pero las autoridades locales alegaron que era muy difícil vigilarlos y la Policía se quejó de la potencial criminalidad.
El ministerio de Salud ha recibido cerca de 450 pedidos de licencias para unas estructuras de mayor escala previstas en la nueva ley. Según Chuck Rifici, la demanda explotará en los próximos diez años con unos 450.000 “pacientes”.
Las seis empresas autorizadas hasta ahora están orientadas al mercado interno, pero algunas ya piensan en exportar o tienen acuerdos con socios extranjeros, como es el caso de Bedrogan Canadá y su contraparte holandesa, especializada en la venta de cannabis para uso medicinal.
A pesar de que el consumo de cannabis con fines recreativos está prohibido en Canadá, la nueva legislación podría poner en funcionamiento un sistema de producción y distribución de cannabis que podría servir más allá del uso medicinal, opina Rifici, quien calcula en un millón el número de consumidores de cannabis con fines recreativos en Canadá.
El líder del Partido Liberal, Justin Trudeau, se pronunció el año pasado en favor de la despenalización del consumo de cannabis.
Con 20 asalariados en la actualidad, Tweed tiene previsto expandirse y llegar a tener 100, lo que le daría un poco de aire a una localidad que perdió 1.700 empleos con el cierre de la chocolatería Hershey.
Dennis Staples, el alcalde de Smiths Falls, reconoce que sin la instalación de Tweed “la fábrica habría sido destruida y el pueblo hubiera perdido toda su capacidad industrial”.
Smiths Falls podría tener ahora su primera empresa que cotiza en la bolsa. Pero, dado el rubro de actividad, Tweed tiene prohibido hacer publicidad, lo que no es ideal para vender acciones entre el gran público y obtener fondos para crecer.