Como un delito denunció el Colegio Alemán de Concepción la conducta de alumnos que intervinieron un computador y cambiaron algunas de sus calificaciones. Así lo señala el establecimiento en un informe a los tribunales en respuesta a los recursos de protección presentados por los jóvenes para intentar revertir la expulsión.
El caso se arrastra desde noviembre, cuando una profesora del tercero medio A del Colegio Alemán descubrió el programa Revealer Keylogger en el computador de la clase, lo que originó una investigación interna que vinculó a cinco alumnos con la situación.
Los jóvenes reconocieron saber de la instalación del programa y además se descubrió en el sumario que algunas de sus notas -tanto en el primero como en el segundo semestre- fueron cambiadas, lo que llevó a que el establecimiento privado -tras un proceso sancionatorio- determinara la expulsión de los cinco estudiantes.
Sus padres recurrieron a la justicia presentando recursos de protección y denunciando que las autoridades del Colegio Alemán habían cancelado la matrícula de sus hijos sin el debido proceso, vulnerando garantías constitucionales.
En sus descargos, el abogado del colegio, Carlos Álvarez, descarta la denuncia de los afectados señalando que la expulsión se concretó después de todas las etapas que contempla el reglamento educacional, incluso la etapa de descargos. Además, relata la forma en que fue intervenido el computador, calificando el hecho como un ilícito penal, el que incluso fue analizado con la Brigada del Cibercrimen de la PDI.
Con el informe del Colegio Alemán la Corte de Apelaciones penquista podrá ahora dictar fallo en las acciones cautelares presentadas por Ernesto Hinrichs, Juan Francisco González, y Alejandro Yung en contra de Christina Hass, presidente del establecimiento.