El primer ministro egipcio, Hazem Beblawi, calificó como “organización terrorista” a los Hermanos Musulmanes, cofradía del presidente destituido Mohamed Morsi, este martes tras el atentado contra la policía en el que murieron 14 personas en Mansura, informó la agencia oficial Mena.
Dese el derrocamiento de Morsi, este grupo islamista es el principal blanco de la represión por parte del ejército, que ostenta el poder de ‘facto’. La organización llamó a boicotear el referéndum constitucional convocado para dentro de tres semanas, primer paso para realizar elecciones legislativas y presidenciales a lo largo de 2014.
En la jornada, al menos catorce personas murieron y varias decenas resultaron heridas a causa de la explosión de un coche bomba en las proximidades de un edificio de la policía egipcia, según señaló a la AFP una fuente médica.
La fuerte explosión tuvo lugar en la ciudad de Mansura, a unos cien kilómetros al norte de El Cairo, según la fuente.
Asimismo, ésta provocó importantes daños materiales. Los ataques contra las fuerzas del orden en Egipto se han multiplicado desde la destitución, el 3 de julio pasado, del presidente islamista Morsi.
Magdy Higazi, un alto responsable del ministerio de Salud en la provincia de Daqahleya, en el delta del Nilo, señaló el balance provisional de 14 muertos y varias decenas de heridos, al menos un centenar.
Fuentes de la seguridad precisaron que el general Sami el Mihi, responsable de la misma en la provincia, había resultado herido, y dos de sus colaboradores murieron como consecuencia de la deflagración del coche cargado de explosivos, cuyo estruendo fue escuchado en un radio de 20 kilómetros alrededor de la ciudad.
La mayoría de las víctimas del ataque ocurrido durante la noche en Mansura, capital de la provincia de Daqahleya, eran agentes de la policía, según su gobernador, Omar al Chauatfy.
Los responsables de los servicios de seguridad afirmaron que el coche bomba estaba cargado con decenas de kilogramos de explosivos y provocó también grandes daños en las fachadas de los edificios colindantes al de la policía, lo que mostraron imágenes de la televisión, además de decenas de ambulancias que llegaban o se retiraban del lugar.
Egipto vive en un estado de violencia permanente tras el derrocamiento de Morsi, durante el verano boreal. Por un lado, el gobierno de ‘facto’ militar reprime de manera sangrienta a sus partidarios del expresidente, y por otro, grupos yihadistas, algunos vinculados a Al Qaida, reivindican permanentemente ataques contra las fuerzas de seguridad, ya sea del ejército o de la policía.