Las grandes potencias e Irán comenzaron este viernes en Ginebra el tercer día de negociaciones para intentar alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, aunque todavía quedan varios puntos sensibles por resolver.
“Esta jornada podría ser decisiva”, dijo una fuente europea, aunque nadie, entre los numerosos diplomáticos presentes en Ginebra, quiere aventurarse a pronosticar el resultado y la fecha del fin de las negociaciones.
Los dos principales negociadores, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, y Mohamad Javad Zarif, el máximo representante diplomático iraní, dieron inicio a las reuniones de la jornada.
La Alta Representante para la Política Exterior europea dio luego cuenta de lo debatido con Javad Zarif a las grandes potencias, a las que representa (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Alemania).
En paralelo a las negociaciones a puerta cerrada en Ginebra, las declaraciones públicas de los dos últimos días son la prueba de que todavía hay puntos de bloqueo pero que ambas partes trabajan para acercar posiciones.
El jueves, tras una jornada de negociaciones intensas, Abbas Araghchi, viceministro iraní de Relaciones Exteriores, dijo que todavía “no hay progresos” sobre algunos puntos, aunque no los especificó.
“Si hay progresos y las negociaciones se acercan a un acuerdo, es posible que los ministros de Relaciones Exteriores” del grupo 5+1 -los únicos con capacidad para firmar un acuerdo – puedan contribuir a ese progreso, añadió.
Según un diplomático europeo “hicimos progresos, también en cuestiones de fondo. Cada vez hay menos puntos por resolver, aunque los que quedan son evidentemente los más duros”.
Por su parte el portavoz de Ashton, Michael Mann, se felicitó de “la muy buena atmósfera” entre los dos principales negociadores y habló de discusiones “intensas, sustanciales y detalladas”.
Las negociaciones se basan en un texto del 9 de noviembre, redactado durante la anterior ronda de negociaciones, que terminó sin acuerdo.
Este proyecto de “acuerdo temporal” de seis meses, que según una fuente occidental sería renovable, prevé que Irán limite su programa nuclear a cambio de suavizar las sanciones internacionales contra el país.
Los detalles no se han desvelado pero “todo el mundo sabe lo que está en juego”, subrayó Mann, citando en particular el enriquecimiento de uranio, un “derecho” reivindicado por los iraníes pero denunciado por los occidentales que sospechan que Teherán quiere fabricar armas atómicas.
“El principio de enriquecimiento no es negociable pero podemos hablar del volumen, del nivel y del lugar”, señaló Araghchi, abriendo la puerta a un compromiso.
Uno de lo principales asuntos sobre la mesa es el futuro de las reservas iraníes de uranio enriquecido al 20% (el umbral que permite obtener rápidamente un porcentaje de 90%, con el que ya se puede fabricar una bomba nuclear).
Según Ali Vaez, especialista de Irán de International Crisis Group (ICG), “ninguno de los obstáculos es insuperable” y sobre la cuestión del uranio “los negociadores encontraran una fórmula lo bastante vaga” como para que ambas paras “puedan irse a casa con la cabeza alta”.
Según este analista, las declaraciones públicas de firmeza de iraníes y occidentales desde que se retomaron las negociaciones “forman parte de la negociación, porque cuando estás cerca de un acuerdo intentas obtener lo máximo posible”.