Al menos 23 personas fallecieron y 150 resultaron heridas el martes en un doble atentado frente a la embajada de Irán en Beirut reivindicado por un grupo yihadista, entre ellas el consejero cultural de la delegación diplomática.
Se trata del primer ataque del que es blanco Irán desde el inicio del conflicto en Siria, donde Teherán envió a expertos militares y animó al Hezbolá libanés y a los milicianos chiitas iraquíes a combatir junto a las tropas del presidente Bashar al Asad.
Este apoyo de milicias chiitas contribuyó a las victorias del Ejército sirio alrededor de Damasco y en el norte del país.
“Hay al menos 23 muertos y 146 heridos”, afirmó a la AFP el ministro de Sanidad, Ali Hasan Jalil.
Entre los fallecidos se encuentra el jeque Ibrahim Ansari, consejero cultural de la embajada y de nacionalidad iraní, informó una fuente oficial libanesa: “Él entraba en la embajada cuando se produjo la explosión. Resultó herido de gravedad y falleció en el hospital”.
Al menos otro iraní, un miembro de los servicios de seguridad de la embajada, perdió también la vida en el ataque, según la prensa iraní.
El atentado se produjo en Bir Hasan, un barrio residencial del sur de Beirut de mayoría chiita y bastión del Hezbolá.
Un grupo yihadista considerado vinculado a Al Qaida reivindicó en Twitter el “doble atentado suicida”. “Se trata de un doble ataque por el que dos de nuestros héroes, sunitas de Líbano, cayeron como mártires”, escribió en la red social Sirajedine Zreikat, un responsable de las Brigadas Abdalá Azam, el nombre del cofundador de la red extremista.
Según el Ejército libanés, que confirmó que fue un ataque suicida, las dos explosiones se produjeron a las 09:40 horas locales de forma “casi concomitante”.
“La primera explosión fue provocada por un kamikaze que conducía una moto y que se hizo explotar, la segunda fue por otro kamikaze, que conducía un 4×4 y que también se hizo explotar”, dijo el Ejército libanés en un comunicado.
El embajador de Irán en Beirut, Ghadanfar Rokon Abadi, acusó a Israel de este “atentado terrorista”.
Por su parte, el diputado israelí Tzahi Hanegbi, cercano al primer ministro Benjamin Netanyahu, afirmó ante los periodistas que Israel “no tenía nada que ver” con estos ataques.
Damasco condenó duramente el atentado y acusó sin citarlas a las monarquías petroleras del Golfo. “El Gobierno sirio condena firmemente el acto terrorista”, afirmó la televisión siria, añadiendo que “el olor del petrodólar se desprende de todos los actos terroristas contra Siria, Líbano e Irak”.
En Líbano, el jefe de la coalición anti Hezbolá, el ex primer ministro sunita Saad Hariri, condenó el atentado: “Hay que preservar a Líbano de las llamas que lo rodean y evitar a los libaneses las recaídas de la implicación militar (de Hezbolá) en la tragedia siria”.
El doble atentado se produjo a unas horas de un partido clasificatorio para la Copa de Asia de fútbol, que enfrenta en Beirut a Irán y a Líbano en un encuentro sin público.
“Escuché la primera explosión y luego una segunda mucho más fuerte. Tuve miedo y empecé a correr. Estoy seguro de que los autores son salafistas (extremistas sunitas) de Siria”, dijo Ali, un habitante que se dirigía a su trabajo.
Las fachadas de unos cuatro edificios frente a la embajada quedaron destrozadas, y decenas de motos y de coches estaban calcinados, comprobó un fotógrafo de la AFP.
Las imágenes difundidas por la televisión mostraban a habitantes alarmados que intentaban ayudar a los heridos, cuerpos calcinados y coches en llamas.
La periferia sur de Beirut fue escenario el pasado verano de dos atentados con coche bomba. El segundo de ellos dejó 27 muertos y fue reivindicado por un grupúsculo desconocido que decía responder al compromiso del Hezbolá en Siria. El jefe del partido chiita, Hasan Nasralá, acusó a “extremistas” de su autoría.