Al menos 41 personas murieron este jueves en Irak en una ola de atentados contra peregrinos chiitas que celebraban la Ashura, la principal fiesta religiosa de esta comunidad musulmana blanco de ataques de los extremistas sunitas.
Un atentado suicida de un kamikaze vestido de policía contra una procesión chiita en Saadiyah, una zona de mayoría chiita de la provincia de Diyala, en el norte de Bagdad, dejó al menos 32 muertos y 80 heridos, según la policía y los servicios médicos.
Otras nueve personas murieron en dos atentados casi simultáneos en la localidad de Hafriyah, al sur de Bagdad, donde los peregrinos se habían reunido en una tienda de campaña, indicaron las mismas fuentes.
En la ciudad de Kirkuk (norte), donde viven distintas comunidades religiosas, un doble atentado dejó cinco heridos, según la policía y el personal sanitario.
La celebración de la Ashura es con frecuencia el objetivo de los atentados de grupos sunitas relacionados con Al Qaida, que consideran a los chiitas, mayoritarios en Irak, como “infieles”.
Centenares de miles de peregrinos acudieron este jueves a la ciudad santa de Kerbala, rodeada de grandes medidas de seguridad, para celebrar la Ashura, que conmemora el martirio de Husein, el nieto del profeta Mahoma asesinado en el siglo VII.
Según la tradición, el imán Husein murió junto a varios de sus compañeros en la batalla de Kerbala y luego fue decapitado y mutilado. Por eso muchos peregrinos recuerdan esos hechos con autoflagelaciones.
Grandes medidas de seguridad
Este año se reforzaron todavía las medidas de seguridad en Kerbala, con el despliegue de más de 35.000 soldados y policías dentro y alrededor de la ciudad y con controles para impedir la entrada de vehículos. Varios helicópteros sobrevolaban la ciudad, situada a unos 100 kilómetros al suroeste de Bagdad.
Los peregrinos, vestidos de negro, se reunieron frente a los mausoleos del imán Husein y de su hermanastro Abas mientras se oía por unos megáfonos la historia de la batalla de Kerbala y los grupos de voluntarios repartían agua.
Algunos fieles iban de un mausoleo a otro gritando “¡Nos sacrificamos por tí, Husein!”, el último acto simbólico de la peregrinación. Las conmemoraciones, que también incluyen representación del asesinato de Husein, se terminan tras el rezo de media jornada.
“Vengo aquí todos los años desde que era joven, incluso durante la dictadura de Sadam” Husein, el presidente derrocado en 2003 y ejecutado en 2006, recuerda Abú Alí, un peregrino de 35 años de la ciudad costera de Basora (sur). “Desafío a quién sea a que no llore”, dice emocionado.
Bajo el régimen del dictador sunita Sadam Husein, la mayoría de conmemoraciones de la Ashura estaban prohibidas.
Las celebraciones, que duran diez días, terminan este jueves con la participación de miles de chiitas procedentes de varias regiones de Irak y del extranjero.
Durante este periodo los fieles organizan procesiones en varios puntos de Irak y montan tiendas de campaña para distribuir comida y agua a los peregrinos que se dirigen a Kerbala, en muchos casos a pie.
Dos millones de peregrinos
Según las autoridades provinciales, dos millones de personas, entre ellas 200.000 extranjeros, habrán visitado Kerbala cuando este jueves termine la peregrinación. Todos los hoteles de la ciudad están completos.
Luego los fieles volverán a Kerbala para el día del Arbain que cierra los 40 días de ayuno tras la Ashura.
En los últimos meses, la violencia se ha intensificado en Irak a pesar del refuerzo de las medidas de seguridad y de las campañas contra los insurgentes. En lo que va de año murieron 5.600 personas, 964 de ellas en octubre, el mes con más víctimas desde abril de 2008, según cifras oficiales.
A principios de noviembre el primer ministro chiita, Nuri al Maliki pidió más cooperación a Estados Unidos para luchar contra la insurrección.