La venta de pistolas de juguete ha sido prohibida en la capital de Brasil, con la entrada en vigor esta semana de la primera ley en ese sentido en un país que tiene unas de las mayores tasas de homicidio del mundo.
El Distrito Federal, que acoge a la capital Brasilia y varias ciudades satélite, pretende convertirse en el primer territorio de Brasil sin armas de juguete en los estantes de las tiendas.
“Para cambiar la cultura de la violencia tenemos que comenzar en la primera infancia. Nuestros hijos comenzarán a entender lo que se repite tanto, que las armas no son juguetes”, dijo a la AFP el secretario de Justicia del Distrito Federal, Alírio Neto.
Brasil, un país con cerca de 200 millones de habitantes, registró 43.000 muertes violentas en 2012, el 73% por armas de fuego, explicó el secretario.
“La violencia en Brasil se multiplica con índices de guerra”, denunció Valeria de Velasco, subsecretaria de Protección a Víctimas de la Violencia en Brasilia.
La iniciativa de prohibir la venta y fabricación de armas de juguete surgió de ese programa gubernamental de protección a víctimas de la violencia, que asegura ser único en América Latina, y que lanzó una campaña contra esos juguetes bélicos en la ciudad más violenta del Distrito Federal, Ceilandia, en la que pedían a los niños entregar sus armas de juguete a cambio de un libro.
En cinco meses, 11 escuelas de Ceilandia recibieron 500 pistolas de juguete.
El gobierno local dio un plazo de cuatro meses y concederá a las jugueterías incentivos comerciales por el stock que tengan de armas de juguete que ya no pueden vender, dijo la secretaría de Justicia.
En 2005, el gobierno del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) convocó un referendo para acabar con la venta de armas de fuego en el país, pero la iniciativa cosechó 64% de votos en contra.
El gobierno brasileño ha retirado de circulación más de 600.000 armas de fuego durante las campañas públicas de desarme y tras la entrada en vigor del estatuto del desarme en 2004.