Descontento social, falta de democracia participativa, represión permanente aparecen como razones ante el actuar de una treintena de encapuchados que arrasó con recintos comerciales durante el acto conmemorativo del 11 de septiembre en Concepción. Algunos actores justificaron la violencia como la explosión de rabia acumulada.
Una marcha que superó las 3 mil personas, familiares de detenidos desaparecidos, estudiantes y diversas agrupaciones recordaron a los suyos, caídos en dictadura, víctimas de crímenes terribles y torturas indignas.
La caminata no autorizada por las autoridades concluyó en un acto público, con alocuciones de sus organizadores, cánticos de libertad de fondo y banderas del MIR. Sólo a metros una treintena de jóvenes y niños con capuchas destrozando un banco, luego otro, posteriormente una librería y también una juguetería. Y los asientos de la plaza Independencia.
Javier Miranda, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción no justificó los actos vandálicos, pero sí explicó el porqué de éstos, cómo emergen y su respuesta a una rabia contenida ante el actual contexto social.
Mientras se desarrollaba el acto no hubo ni una objeción a los hechos de violencia, desde los oradores con micrófono en mano. Ante esa consulta -de una eventual intervención o llamado a frenar los desmanes en aquel momento- el líder de RedConstruyamos Eduardo Ampuero, afirmó que en el escenario actual la violencia sí se justifica.
Por el contrario desde el Movimiento Amplio Social, el senador Alejandro Navarro, llamó incluso a revisar las posturas de la izquierda.
La jornada posterior al 11 de septiembre develó las vitrinas rotas protegidas con tarimas de madera en los distintos recintos afectados por las pedradas, que posteriormente fueron renovadas.