En poco más de dos meses se cumplirán 40 años de la apertura del campo de prisioneros de Chacabuco, ubicado en pleno desierto en la región de Antofagasta. Fecha que un grupo de quienes estuvieron presos en ese lugar no quieren dejar en el olvido. Es por eso que han estado preparando un viaje de reencuentro con la memoria, que se concretará los días 23 y 24 de noviembre próximos.
En la avanzada de esos preparativos, un par de integrantes de la Corporación Memoria Presos Políticos de Chacabuco, regresó a la ex oficina salitrera, declarada Monumento Nacional durante el gobierno de Salvador Allende.
El penquista Gabriel Reyes Arriagada preside la Corporación Memoria y fue uno de los que regresó a Chacabuco, esta vez voluntariamente como él mismo acota, para recorrer los espacios donde, junto a casi un centenar de detenidos de Concepción y de otras comunas de la región del Bío Bío, permaneció detenido durante casi un año a partir de 1974.
“Fue un momento difícil”, reconoce Gabriel Reyes. Es que-agrega- “no es fácil retornar y recorrer el lugar donde ‘vivimos’ obligadamente por cerca de un año”.
De lo que fue el campamento salitrero -que forma parte de la oferta turística del norte minero- prácticamente se han borrado “todos aquellos espacios que fueron símbolo de los prisioneros políticos como la “sala de máquinas” -lugar de trabajo forzado-, el comedor, los baños y el Policlínico”, relata Gabriel Reyes a Tribuna del Bío Bío.
Incluso el cuidador del recinto, que además sirve de guía a visitantes chilenos y extranjeros, explica muy tibiamente que en 1973 ese lugar sirvió de prisión política para cerca de 3000 personas que eran llevados desde Santiago, Valparaíso, Cochagua, Copiapó y Concepción entre otras ciudades.
“Visité el Pabellón 24 que fue el sector donde se concentró a los prisioneros de Concepción”, relata Reyes y precisa que “estuve en la casa 6 que fue la que me cobijó junto a otros dirigentes de la CUT y académicos de la Universidad de Concepción. Ingresé solo. Medité un rato sobre ese periodo y en silencio recordé a los amigos fallecidos con los que compartí esa ‘casa’”.
En la casa 6, Gabriel estuvo con Emilio Cisternas, Luis Madrid, Orlando Retamal, Heriberto Krum, Joel Matamala y Eugenio García, estos dos últimos fallecidos. Muchos recuerdos se vinieron a su mente, reconoce, algunos difíciles de compartir.
Antes del viaje, Gabriel Reyes estuvo con el ex obispo de Temuco, Camilo Vial -quien en la actualidad reside en Santiago- y que “desde su asistencia espiritual en el Estadio Regional de Concepción se constituyó en un verdadero símbolo de solidaridad en momentos muy difíciles para nosotros y sobre todo para nuestras familias”.
Comenta que con el obispo Vial hicieron recuerdos de muchas personas ya fallecidas y hablaron del rol de la Iglesia Católica en ese negro periodo de nuestra historia.
“El ‘Padre Camilo’ fue el sacerdote que organizó, dos “visitas” de Concepción a Chacabuco ¡Cómo olvidarlo! En un año vimos dos veces a uno o dos familiares… ¡qué lejos parece aquello ahora que estamos cerca de los nuestros!”, expresa.
Y como la memoria sigue viva en ellos, es que se preparan para este reencuentro con parte de vida en ese viaje que se ha programado en noviembre a Chacabuco. Se estima que unas 200 personas, entre ex chacabucanos, familiares y amigos participarán de esta travesía por la memoria.