Fueron por lana y salieron trasquilados. Este refrán popular resume el resultado de la huelga que durante 14 días mantuvieron casi 900 trabajadores de Ripley a lo largo del país y quienes finalmente decidieron bajarla tras comprobar que la empresa no sólo no cedió ante sus demandas, sino que incluso les descontará los días no trabajados.
“(Nos) querían quitar más cosas de las conversadas antes. Hasta el martes los días de huelga se pagaban, pero como vieron que estaba más debilitada la gente, ofrecieron lo que ellos quisieron. Ya era insostenible mantener a la gente en la calle”, expresó a El Mostrador el presidente del Sindicato 1, Héctor Valdés.
¿Qué fue lo obtenido? A 318 administrativos de las oficinas centrales se les concedió un aumento de 10.000 pesos. Para los otros 577 trabajadores de la tienda, sólo hubo un aumento de 1.000 pesos en su bono de colación y en el de locomoción. Además se les otorgará un bono de término de conflicto a pagar una sola vez, el que oscila entre los 100 mil pesos y los 2.5 millones de pesos dependiendo de la antigüedad.
También se concedió una gratificación adelantada y un préstamo blando.
“Habría sido mejor no llegar a huelga porque habríamos ganado lo mismo sin el descuento de días. Además quedó una sensación de amargura en contra de la empresa. Los trabajadores quedaron indignados. Algunos se quieren ir. Los sueldos continúan igual, exceptuando el pequeño grupo que obtuvo ese aumento de 10 mil pesos”, confidenció Valdés.
Según el dirigente sindical, la situación de algunos trabajadores es sumamente precaria. “Unos 400 vendedores ganan el ingreso mínimo, que ahora quedó en 210 mil pesos más comisiones. Tenemos sueldos que van desde 200 a 300 mil pesos. Los que ganan más llegan a millón y medio. Hay como 4 trabajadores que ganan más de 2 millones de pesos”, sentenció.