Cinco virtuosos músicos de la Orquesta Sinfónica de Chile ofrecerán un íntimo concierto dedicado completamente a los vientos, con obras fundamentales del repertorio de Bach, Nielsen y piezas escritas por los autores checos Anton Reicha y Leos Janacek.
Los colores y sonidos de los vientos en la interpretación de músicos sinfónicos, protagonizarán un nuevo concierto de la Temporada de Cámara de la Sinfónica de Chile en el Centro Cultural Gabriela Mistral. El quinteto de flauta, oboe, corno fagot y clarinetes, liderado por el oboísta y corno solista en corno inglés Rodrigo Herrera se presentará el próximo miércoles 14 de agosto a las 19.30 horas, en la sala 1 del GAM.
El programa contempla un viaje musical por obras de diversos compositores y periodos, comenzando con Johann Sebastian Bach y su Ricercare a 6, de la Ofrenda Musical, para flauta, clarinete, corno inglés, fagot, corno y clarinete bajo, transcrita por el célebre oboísta y compositor suizo, Heinz Holliger.
“Beethoven, Mozart o Haydn nunca compusieron para quinteto de vientos. Cuando realmente surgió la agrupación de vientos en versión estándar como un cuarteto de cuerdas o un trío con piano, fue en el siglo XX”, afirma Rodrigo Herrera, quien en este concierto tocará oboe y corno inglés.
Sin embargo, hay otros autores como Carl Nielsen, el más famoso compositor danés, y el checo Anton Reicha que aportaron al repertorio de vientos importantes obras como Quinteto para vientos, op. 43 y Andante en Fa mayor, para corno inglés y Cuarteto de vientos, respectivamente. En esta oportunidad, ambas piezas serán interpretadas por el quinteto también conformado por Carmen Almarza, en flauta y poccolo, Alejandro Ortiz y Cristóbal González en clarinetes y Marina Martelli en fagot.
La obra que cerrará la cita musical es “Mladi” (Juventud) para quinteto de vientos y clarinete bajo de Leos Janacek, otro compositor checo cuya composición según el cornista inglés de la Orquesta Sinfónica de Chile, marca musicalmente el formato de cámara del siglo XX.
Para Herrera, “la música de cámara representa la expresión más refinada de la música”, cuyo origen se remonta a los conciertos ejecutados por pequeños conjuntos instrumentales en salones de palacios europeos, en un ambiente íntimo y cálido. Agrega que “este tipo de obras son anheladas de interpretar por los músicos, ya que implican mayores exigencias técnicas y musicales, además permiten una mayor cercanía con el público”.