Los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela, y Juan Manuel Santos, de Colombia, relanzaron este lunes las relaciones tras dar por superada la crisis que provocó una reunión del mandatario colombiano con el líder opositor venezolano Henrique Capriles.
Tras poco más de dos horas reunidos en la brigada fluvial del Puerto Ayacucho (suroeste), a orillas del fronterizo río Orinoco, los presidentes acordaron retomar una amplia agenda bilateral, pero no abordaron ante la prensa el disgusto que desató el impasse de casi dos meses: Capriles.
“Hemos conversado sobre los retos comunes, el relacionamiento con base al respeto, con base en la cooperación creciente, la coexistencia pacífica, solidaria de dos modelos, de dos sistemas distintos (…). Separados a ningún lado llegaremos”, afirmó Maduro junto a Santos.
Santos señaló que aunque hay aspectos en los que “no estamos de acuerdo, tenemos visiones diferentes”, hemos decidido “trabajar juntos, por el bien del pueblo colombiano y venezolano”. “Es un relanzamineto de nuestras relaciones de una forma muy positiva “, manifestó.
Ambos presidentes acordaron que sus cancilleres se reunirán en Caracas el 2 de agosto para reconstruir una agenda con temas de comercio, energía y seguridad, sobre todo ante narcotráfico, contrabando y grupos armados, que en estos días aumentaron la violencia en la frontera del lado colombiano.
Los mandatarios conversaron un día después de que Capriles regresara de Perú y de Chile -donde fue recibido por el presidente Sebastián Piñera, aunque no en el palacio presidencial, en su campaña internacional contra el gobierno de Maduro, al que considera “ilegítimo”.
El conflicto entre ambos países estalló cuando Santos recibió el 29 de mayo, en la Presidencia colombiana, a Capriles, ex candidato presidencial que desconoce la victoria de Maduro en las elecciones del 14 de abril, celebradas tras la muerte por cáncer del presidente Hugo Chávez.
El líder opositor inició en Bogotá una ofensiva en América Latina para denunciar que las elecciones -que perdió por 1,49 puntos porcentuales-, fueron “fraudulentas”, y para buscar apoyo a su reclamo de nulidad.
El encuentro en Bogotá provocó la furiosa reacción del gobierno de Maduro, quien acusó a Santos de “romper las reglas del juego”, meter “una puñalada a Venezuela por la espalda” y prestarse “a la conspiración” contra su país.
Venezuela anunció incluso que reevaluaría su papel como acompañante del proceso de paz que el gobierno de Santos adelanta desde noviembre con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba; aunque luego lo reconsideró y continuó el apoyo.
“Cuente con nosotros para que la paz llegue a buen puerto, estamos a sus órdenes para contribuir modestamente y con humildad en todo lo que podamos para que más temprano que tarde Colombia pueda estar en paz”, afirmó este lunes Maduro.
En el marco de este encuentro, grupos campesinos que protestan desde hace semanas en la región de Catatumbo, en el noreste de Colombia, cerca de la frontera venezolana, denunciaron la supuesta represión de que son víctimas y pidieron “refugio” a Maduro “ante la eventualidad de una operación militar contra nuestra justa protesta”.
Las FARC ofrecieron este lunes armas a los campesinos, lo que para el ministerio de Defensa colombiano es una prueba de que hay una “relación” entre los campesinos y el grupo armado.
Una relación tirante
El encuentro, el primero bilateral desde que Maduro asumió la presidencia, vuelve las aguas a nivel. Con Santos, Colombia y Venezuela habían pactado una convivencia tras años de tensiones entre Chávez y el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).
Bajo el gobierno de Uribe, Bogotá acusó a Caracas de amparar a las FARC, lo que llevó a la ruptura de relaciones en julio de 2010. Un mes después, al asumir el poder, Santos restableció los nexos.
Pero las relaciones quedaron lastimadas. El intercambio comercial, que en 2008 alcanzó el récord de 7.000 millones de dólares, cayó a 1.700 millones en 2010 y hoy ronda los 2.200 millones.
“Detrás de lo económico está lo político. Y es un error de Venezuela porque Colombia, un país productor, podría solucionarle los problemas de abastecimiento”, opinó la analista Beatriz de Majo, de la Universidad Central de Venezuela.
El gobierno venezolano sostiene que Capriles, que lo acusa de “cómplice” de la guerrilla colombiana, y otros dirigentes de la oposición fraguan desde Bogotá, con la ayuda de políticos como Uribe, una “conspiración”.
José Vicente Rangel, exvicepresidente y exministro de Defensa de Chávez, reiteró el domingo que la oposición venezolana compró aviones en Estados Unidos, “unidades piratas”, para utilizarlos desde Colombia contra Venezuela.
Aunque los problemas son múltiples, los presidentes confiaron en que las futuras relaciones estén basadas en el respeto. “Los matrimonios cuando llueve tienen buena suerte”, dijo Santos, en referencia al torrencial aguacero que caía al concluir el mensaje a la prensa.