Ante los cuestionamientos presentados durante el fin de semana por la comunidad de Concón, en el contexto de la construcción de una nueva central termoeléctrica de ENAP, las reacciones por parte de la empresa de refinería no tardaron en salir a la luz.
Al respecto, Mario Basualto, director del proyecto Central a Gas Natural Aconcagua, señaló que efectivamente existe un elemento contaminante que será parte de las emisiones de la planta y que es precursor de la lluvia ácida, pero que los efectos estimados para la población serán mínimos.
Basualto, declaró además que no es la empresa la que tiene que evaluar las distintas emisiones, sino la autoridad la que debe decir si es pertinente o no un nuevo estudio de impacto ambiental.
Aseguró que en ENAP hay una sensación de que la información entregada a la comunidad, respecto a las consecuencias mediambientales que puedan sucitarse, ha sido suficiente para demostrar que si pueden dar inicio a la resolución que mantienen desde el año 2007, por lo que actualmente estarían a la espera de saber lo que informe el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental.
Cabe señalar que la central térmica pertenece a un complejo de generación eléctrica y vapor -Central Combinada- que tiene como finalidad satisfacer el total de la demanda eléctrica y parte de la demanda de vapor que contempla la Refinería Aconcagua de Enap, todo lo anterior considera una inversión cercana a los 390 millones de dólares.
Los impactos negativos que fueron detectados tras la realización del estudio de impacto ambiental que data del año 2007, corresponden a una pérdida de la cobertura vegetal, aumento de riesgo de remoción en masa e inundaciones y alteración de la calidad visual del paisaje; además del aumento de la concentración ambiental de Óxidos de Nitrógeno (Nox), Monóxido de Carbono (CO), Dióxido de Azufre (SO2), Material Particulado (MP10) y Ozono (O3) en el aire, así como el aumento del nivel de presión sonora.
En este sentido los ambientalistas señalan que uno de los aspectos que no fue considerado en el estudio inicial del proyecto, es la medición del material particulado fino o PM 2,5, altamente nocivo para la salud por su gran capacidad de penetración en las vías respiratorias.
Lo anterior se debe a que la norma entró en vigencia el primero de enero del año 2011, cuatro años después de que el estudio se realizara y que a juicio de los detractores de la nueva construcción, constituye un argumento muy sólido para exigir la reevaluación del mismo.
El ejecutivo de la compañía refinera aseguró que los niveles de material particulado que emite la planta, al funcionar con energía limpia, son mínimos. Ante lo cual no argumenta, no existirían efectos nocivos para la salud de la población.