Dirigentes y gremios salmoneros pusieron en duda la eventual contaminación detectada en un contenedor de productos congelados que fue enviado desde Chile por Marine Harvest a Estados Unidos. Comparan este caso con de las “uvas envenenadas”, por lo que piden celeridad en el proceso investigativo.
La duda surge porque todas las empresas productoras y procesadoras de salmón y trucha en Chile cuentan con avanzados sistemas de trazabilidad que le permiten a destacadas empresas como Marine Harvest conocer la ruta de sus productos en toda la cadena alimentaria, incluyendo las materias primas usadas en los alimentos.
Para José Pacheco, presidente de la Cut en la provincia de Llanquihue, el tema le genera grandes cuestionamientos, ya que las empresas productoras nacionales, al igual que las de Europa, Japón y Estados Unidos, no utilizan este nocivo químico que, a nivel nacional, es permanentemente fiscalizado por los estamentos sanitarios, por lo que teme que el recordado caso de “las uvas envenenadas”, que dañó gravemente las exportaciones en 1989, se replique a partir de este extraño hallazgo.
La opinión es compartida, entre otros dirigentes, por Luis Chávez, presidente del Sindicato de Tripulantes y Oficiales Marítimos Embarcados, Sittransmar, quien cree que perfectamente podríamos estar en presencia de “una venganza” o un “ajuste de cuentas” entre grandes transnacionales, como ya pasó con el caso de las uvas.
La empresa Marine Harvest ha declarado el no uso de cristal violeta en todos sus procesos productivos y además cuenta con un programa de seguridad alimentaria, aplicado en cada sitio de engorda, que garantiza que el 100% de los peces cosechados no tienen detección de residuos contaminantes.
Es en conocimiento de esto y considerando que el Sernapesca tampoco ha detectado el dañino químico desde 2007, que el sector salmonero nacional comienza a dudar de la transparencia internacional en este tema.