Los tripulantes del desvencijado buque norcoreano interceptado en Panamá por contrabandear misiles y aviones cubanos ocultos bajo toneladas de azúcar podrían ser condenados a seis años de prisión, dijo el fiscal Javier Carballo.
“Les formulamos cargos a los marinos y ellos se acogieron a su derecho de no declarar (… ) este tipo de conductas por transporte ilegal de armas tienen de cuatro a seis años de prisión”, explicó el fiscal al anochecer del miércoles en el Muelle Manzanillo, al pie del buque retenido.
El “Chong Chon Gang” transportaba vetustas armas de más de medio siglo que el gobierno del octogenario Raúl Castro intentó enviar a través del Canal de Panamá, sin declararlas, para su reparación en el hermético país comunista asiático, sujeto a embargos de la ONU para todo comercio o trasiego de armas.
Los 35 tripulantes “están en perfecto estado de salud”, según Carballo, y permanecen bajo custodia en las instalaciones de Fuerte Sherman, una antigua base militar estadounidense a orillas del canal y resabio de los 85 años en los cuales la vía interoceánica estuvo bajo control de Washington.
Pero Corea del Norte, en su primera reacción –una semana después de la intercepción– sostuvo que “las autoridades de Panamá deberían liberar a la tripulación detenida y dejar partir cuanto antes al buque”.
“Este cargamento no son más que armas ya viejas que serán enviadas de vuelta a Cuba luego de ser reacondicionadas, según un contrato legítimo”, indicó el ministerio de Relaciones Exteriores norcoreano.
En la misma línea el martes Cuba había reconocido la propiedad del material bèlico al que definió como “defensivo obsoleto” y enumeró sistemas de misiles, partes de cohetes, motores de avión y dos cazas Mig-21.
Expertos en temas militares, como Hugh Griffiths, del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por su siglas en inglés), sostienen que Corea del Norte usualmente repara viejo material militar de países del Tercer Mundo a cambio de materias primas que requiere con urgencia, mucho más tras las sanciones por sus ensayos nucleares.
Los reclamos cubano y norcoreano no han convencido a las autoridades panameñas, que insisten en que están obligadas, como miembros de Naciones Unidas, a hacer valer los embargos decretados por el Consejo de Seguridad.
El ministro de Exteriores panameño, Fernando Núñez Fraga, explicó que su gobierno actuó acatando las resoluciones dictadas en 2006 y 2009 contra Corea del Norte por sus ensayos nucleares con fines militares.
Y en un gesto de distensión hacia Cuba, con la cual Panamá mantiene una conveniente relación económica más allá de desavenencias políticas, Núñez Fraga dijo que los cubanos “deben entender que no depende de nosotros. (… esa carga) se ha tenido que interceptar en cumplimiento de esas resoluciones de las Naciones Unidas”.
Panamá parece tratar de deslindar todo en la ONU y precisamente el miércoles solicitó formalmente al Consejo el envío “lo antes posible” de una comisión de expertos para que analice el material decomisado en las bodegas del barco, construido en 1979.
EXPERTOS DE LA ONU DEMORARÁN TRES SEMANAS
Pero los especialistas se tomarán su tiempo. “La presencia en Panamá de la comisión de expertos de Naciones Unidas está programada para el 5 de agosto”, dijo el ministro de Seguridad, José Mulino.
Mulino también informò sobre la lentitud de los trabajos para vaciar el buque y verificar la carga, los que aún demorarán entre 7 y 10 días más.
El exasperante retardo de la tarea –que se realiza en medio de una invasión de abejas atraídas por el azúcar– responde al sorprendentemente primitivo sistema de almacenaje que fue utilizado en Cuba.
Las bolsas fueron colocadas individualmente, mientras lo normal sería estibarlas en pallets, un sistema que hubiese permitido vaciar cada bodega en pocas horas.
“Los técnicos nos han señalado que este barco fue cargado (de una forma) para que no se pueda descargar fácilmente”. Además “todos los accesos a las bodegas están bloqueados”, lo que constituye una vioación a todas las normas de seguridad, agregó el ministro, quien es abogado especializado en temas marítimos.
Mulino no dudó en calificar al buque como “una pocilga. Está en condiciones paupérrimas por dentro. Verdaderamente es inhumano que una persona tenga que navegar o trabajar en una pocilga como esta. ¡Esto no es un barco! ¡Es vergonzoso!”
Más temprano esta semana grupos de periodistas acompañaron al presidente panameño Ricardo Martinelli –un empresario derechista aliado a Washington– en una visita al buque, donde fueron soprendidos por el estado de deterioro, la suciedad y por penetrantes y nauseabundos olores.
El 10 de julio el carguero, procedente de Cuba, fue abordado antes de ingresar por la boca del Atlántico al Canal de Panamá rumbo a Corea del Norte, aduciendo sospechas de drogas, entre los 220.000 quintales de azúcar morena cubana, la única carga que había declarado.
Luego de superada la resistencia y las obstrucciones de los tripulantes, las autoridades panameñas detectaron dos orimeros contenedores ocultos, en uno de los cuales se encontraba un sistema de control de tiro de misiles antiaéreos.
Por el canal, por el que pasa el 5% del comercio mundial, pueden transitar buques militares y también barcos mercantes que lleven material bélico, pero esas cargas deben ser declaradas previamente ya que requieren un protocolo especial, explicó un funcionario del canal.