El líder opositor ruso Alexei Navalny fue condenado este jueves a cinco años de prisión en el marco de un proceso por malversación de fondos que apartará de la escena política a uno de los principales críticos del presidente Vladimir Putin.
El juez Serguei Blinov condenó a Navalny a “cinco años de campo” de internamiento debido a la “gravedad del crimen” y al “peligro que [Navalny] representa para la sociedad”, así como al pago de una multa de 12.000 euros.
El opositor fue inmediatamente esposado y arrestado en la sala del tribunal de Kirov, a 900 km al este de Moscú.
El juicio a Navalny, de 37 años y padre de dos hijos, comenzó el 17 de abril. Se le acusa de organizar en 2009 el desvío de 400.000 euros en detrimento de una explotación forestal, Kirovles, cuando era consultor del gobernador liberal de la región.
“Su culpabilidad está completamente probada. Ninguna prueba confirma las afirmaciones de Navalny según las cuales es perseguido por razones políticas”, declaró el juez durante la lectura de la sentencia.
La fiscalía pedía para Navalny seis años de campo de internamiento.
“No permanezcan inactivos”, escribió el opositor, conocido por sus investigaciones sobre corrupción, en el último mensaje que publicó en su cuenta de Twitter antes de ser esposado.
Vestido como siempre con un pantalón vaquero y una camisa remangada, Navalny bebía agua y escribía en su smartphone y parecía no prestar mucha atención a la lectura de la sentencia.
El otro acusado en este caso, Piotr Ofitserov, director de un grupo comercial al que, según la acusación, la empresa pública Kirovles vendió madera a un precio inferior al del mercado, fue condenado a cuatro años de campo.
El director de Kirovles, Viacheslav Opalev, fue condenado a cuatro años de prisión condicional, tras llegar a un acuerdo de colaboración con la investigación. Algo que Ofitserov se negó a hacer.
“Tengo cinco hijos. Hoy me necesitan. Pero si acepto un acuerdo con los investigadores, me preguntarán cuando sean mayores: ‘Papá, ¿qué hiciste?’”, explicó en la última declaración al tribunal.
Navalny y Ofitserov abrazaron a sus mujeres presentes en la sala del tribunal. “Tenemos que trabajar y mostrar nuestra solidaridad con Alexei y Piotr. Todo irá bien”, declaró Yulia Navalnaia, esposa de Navalny.
Varios opositores acudieron a Kirov para apoyar a Navalny. Boris Nemtsov, ex viceprimer ministro de Boris Yeltsin, denunció un caso “fabricado de principio a fin”.
La periodista y militante por los derechos de los prisioneros Olga Romanova llevaba una camiseta en la que podía leerse “¡Libertad para Navalny, Putin ladrón!”, la consigna preferida del opositor.
El caso provocó reacciones diplomáticas de países occidentales. “Estamos profundamente decepcionados por la condena de Navalny y el motivo aparentemente político de su juicio”, escribió en su cuenta de Twitter el embajador de Estados Unidos en Rusia, Michael McFaul,
La Unión Europea expresó su “preocupación” tras esta condena que plantea “numerosos interrogantes sobre el estado de derecho en Rusia”.
Alexandre Cherkasov, un responsable de la ONG rusa Memorial, declaró que Navalny podía ser considerado un “prisionero político”.
La defensa del opositor declaró que apelarán la sentencia. Navalny calificó las acusaciones en su contra de “absurdas” ya que, según él, casi todo el dinero fue entregado a la empresa y el resto constituía el margen de la sociedad que efectuó las transacciones y de la que no era beneficiario.
El opositor, que el miércoles se registró oficialmente como candidato a la elección de alcalde de Moscú el próximo 8 de septiembre y declaró su intención de presentarse a las presidenciales de 2018, no podrá hacerlo a partir del momento en que su pena sea confirmada en apelación.
Según su director de campaña, Navalny llamó a boicotear las elecciones a la alcaldía de Moscú tras conocer su condena. Durante el proceso, Navalny afirmó no tener “ninguna duda” de que Putin “daba personalmente instrucciones a los investigadores”.
Convertido en una de las principales figuras de la oposición nacida en 2011, Alexei Navalny denunció una “venganza política” del Kremlin por sus revelaciones sobre la corrupción y por la campaña contra el partido en el poder, Rusia Unida, y la reelección de Vladimir Putin como presidente en 2012.
Los problemas judiciales de Navalny no terminan con el caso Kirovles, ya que también es objeto de otras denuncias por estafa.
La oposición tiene previsto organizar este jueves por la noche una concentración en la plaza del Manege en Moscú, cerca del Kremlin. La alcaldía ya indicó que esta manifestación no está autorizada y que los participantes se arriesgan a ser perseguidos.
“Iré a la plaza del Manege porque el sistema político ruso acaba de dar un salto hacia el totalitarismo”, declaró Serguei Mitrojin, líder del partido de oposición Iabloko y también candidato a la alcaldía de Moscú.