Al menos 33 personas murieron este domingo en Irak en varios atentados, de los cuales dos fueron contra miembros de un consejo regional del norte del país, informaron fuentes de seguridad y médicas.
El aumento de la violencia, que dejó más de 370 muertos desde principios de julio y más de 2.600 desde que comenzó el año, según un balance de la AFP, recuerda la guerra confesional de 2006-2007 y amenaza, según los observadores, con relanzarla.
En la provincia de Nínive, de la que Mosul es la capital, cinco personas murieron, según las fuentes.
El jefe de la policía de Nínive, general Jaled al Hamdani, escapó a un atentado con bomba que se produjo al paso de su convoy. Tres de sus guardaespaldas resultaron heridos.
Nueve civiles resultaron muertos y otros 42 quedaron heridos en la explosión de un coche bomba cerca de una panadería en Kut, ciudad mayoritariamente chiita a 160 km al sureste de Bagdad, según la policía y fuentes médicas.
En Kerbala, la explosión de un coche bomba en un mercado de esta ciudad, una de las más sagradas para los chiitas, mató a cuatro personas e hirió a otras 19.
Un atentado similar en la ciudad de Nasiriya dejó dos muertos y 25 heridos.
Varias bombas en el puerto de Basora (sur) causaron la muerte ocho personas y 35 resultaron heridas.
En Faluya, al oeste de Bagdad, hombres armados mataron a un militar e hirieron a dos de sus guardaespaldas cerca de una mezquita y unos hombres armados mataron a un coronel teniente y a un soldado e hirieron a otro en Kirkuk, al norte de la capital.
Finalmente dos personas murieron y tres resultaron heridas por la explosión de una bomba en Bakuba, al noreste de Bagdad.