Ninguna prueba permitía establecer que el incendio ocurrido el viernes a bordo de un Boeing 787 Dreamliner estacionado en el aeropuerto londinense de Heathrow fuera causado por las baterías de nueva generación del avión, concluyeron los especialistas la noche del sábado.
Un equipo de la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos (AAIB) fue enviado al lugar de los hechos el viernes para establecer las causas de siniestro que tuvo lugar a bordo de un avión de la compañía Ethiopian Airlines, que afortunadamente en ese momento estaba vacío.
Al término de la primera fase de la investigación, este sábado, la AAIB estimó que “no había pruebas de una relación directa de causa a efecto” entre las baterías y el incidente, y precisó que estaba “claro que los daños causados por el calor están alejados del lugar donde se encuentran las baterías principales y auxiliares del avión”.
“La investigación preliminar debería durar varios días”, añadió la AAIB.
Según Ethiopian Airlines, el avión llevaba estacionado ocho horas cuando empezó el incendio por razones aún indeterminadas. Imágenes transmitidas por televisión muestran las marcas dejadas por el fuego en el techo del avión, justo delante del estabilizador vertical.
“El avión fue desplazado a un hangar seguro el sábado por la mañana y continúan las investigaciones”, indicó a la AFP un portavoz de la AAIB, agencia dependiente del Departamento de Transportes.
La Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA) envió a un representante para participar en la investigación.
Un portavoz de la aerolínea etíope dijo que estaban investigando el incidente pero que no planeaban dejar en tierra a su flota de 787 Dreamliners. “Los Dreamliners de Ethiopian (Airlines) seguirán volando”, declaró a la AFP Hailu Teklehaimanot.
“El incidente de Heathrow no está considerado un incidente en vuelo porque (…) el aparato llevaba ocho horas en tierra”, declaró a la AFP Hailu Teklehaimanot, un portavoz de la compañía.
Tras este incidente, Heathrow tuvo que cerrar dos pistas durante 90 minutos el viernes y seguía parcialmente perturbado el sábado.
Unos cuarenta vuelos fueron anulados y se registraban también “pequeños” atrasos, según un portavoz de Heathrow, el primer aeropuerto londinense y el más grande del mundo en términos de tráfico internacional.
En un incidente separado el mismo viernes, un Boeing 787 de la compañía Thomson Airways que se dirigía a Estados Unidos tuvo que regresar al aeropuerto de Manchester en el norte de Inglaterra luego del despegue, a causa de un “problema técnico” por el momento indeterminado, explicó la aerolínea.
Thomson Airways es el primer transportistas británico que emplea Dreamliners. El vuelo inaugural tuvo lugar el martes pasado con destino a la ciudad mexicana de Cancún.
Estos incidentes son un golpe duro para este modelo, el último lanzado por Boeing, después de la prohibición de vuelo más de tres meses que sufrió a principio de año por un problema de calentamiento de sus baterías de litio-ion.
Las acciones del fabricante aeronáutico estadounidense cayeron un 4,7% el viernes en Wall Street, a 101,87 dólares, después de bajar hasta un 6% cuando se anunció el incendio.