Tras dos años y medio de reforma, el mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro fue reabierto la noche de este sábado para un partido de exhibición que sirvió como test para la Copa Confederaciones de junio y el Mundial Brasil-2014.
El renovado escenario acogió un juego entre los “amigos” de los exmundialistas Ronaldo y Bebeto, miembros del comité organizador de la Copa del Mundo, ante unos 25.000 espectadores, el 30% de su capacidad.
La presidenta Dilma Rousseff y el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva estuvieron entre los invitados junto a otras autoridades.
El Maracaná reabrió sus puertas después de ser sometido a una profunda renovación que alteró el aspecto de uno de los templos del fútbol, célebre por la final de la Copa del Mundo de 1950.
De ese año data el famoso “maracanazo”, como pasó a ser recordada la victoria de Uruguay sobre Brasil ante unos 200.000 espectadores.
El acto de reapertura estuvo precedido por espectáculos musicales de cantantes brasileños.
Las graderías fueron ocupadas en su mayoría por los trabajadores y sus familias responsables de los trabajos de remodelación.
Las obras, por unos 860 millones de reales (430 millones de dólares al cambio actual), están concluidas en un 97%.
Del viejo estadio, construido para el Mundial de 1950, queda sólo el recuerdo. Ya había pasado por algunas reformas que redujeron su capacidad de los 200.000 a 82.238 espectadores. Hoy quedó con 78.639 sillas.
El primer test le permitió a los organizadores probar el gramado y la iluminación.
Una segunda prueba está prevista para el 15 de mayo con 50% de capacidad, antes de la inauguración oficial, el 2 de junio, con un partido amistoso entre Brasil e Inglaterra.
El escenario acogerá tres juegos de la Copa Confederaciones, incluida la final el 30 de junio.