En el Tribunal de Garantía de Quilpué fueron formalizados cuatro de los involucrados en el macabro caso relacionado con una secta que sacrificó a un lactante recién nacido lanzándolo vivo a una hoguera.
El líder de la organización, que se encuentra prófugo en Perú, convenció a los integrantes que su hijo recién nacido era el anticristo y que venía a destruir el mundo el 21 de diciembre de 2012
El hecho quedó al descubierto cuando un familiar del bebé denunció el caso a la Policía de Investigaciones, indicando que tras el parto que se registró en la Clínica Reñaca el 21 de noviembre del año pasado, los imputados -todos pertenecientes a una secta- habrían trasladado al lactante hasta el sector de Colliguay en Quilpué, lanzándolo a una hoguera para sacrificarlo.
La PDI Metropolitana detuvo en las últimas horas a la madre del bebé, a dos mujeres más y un hombre.
Según la investigación, el líder de la secta, identificado como Ramón Castillo de 36 años, quien se hacia llamar “Antares de la luz”, era el padre del lactante y aseguraba que el recién nacido era el anticristo, por lo que ordenó el sacrificio en espera del supuesto fin del mundo del 21 de diciembre de 2012.
El subprefecto Miguel Ampuero de la PDI Metropolitana, explicó que la indagatoria se inició con la investigación de la secta en el sector de San José de Maipo, lo que llevó a esta arista donde quedó al descubierto el sacrificio del lactante en Quilpué.
Cabe señalar que la Interpol tiene antecedentes de que Ramón Castillo se encuentra en el Perú reclutando a otras personas para iniciar la secta en ese país.
Un dato entregado por la policía es que los integrantes de la secta consumieron la droga conocida como “ayahuasca” en espera del anunciado fin del mundo, lo que les producía la pérdida de la capacidad para tomar decisiones. Esto habría facilitado el actuar del líder de la organización, según explicó el psicólogo forense de la PDI, Gonzalo Torrealba.
Hasta el Tribunal de Garantía llegaron amigos y familiares, muchos de ellos consternados con lo ocurrido.
Claramente ninguno de ellos quiso identificarse, sólo escuetamente se refirieron a lo ocurrido y aseguraron no tener mayores antecedentes de las actividades de sus cercanos.
Si bien la secta estaba compuesta por 12 personas, sólo 4 de ellas más el líder participaron del ritual en Quilpué, según la policía. De todas maneras se continúan las diligencias para determinar si los otros integrantes estuvieron en conocimiento del hecho o si hay mas delitos similares que aún estén sin descubrir.
Cabe señalar que la policía confirmó que estarían tras la pista del resto de los integrantes de la secta en la ciudad de Los Andes, antecedente que se maneja sólo a nivel de trascendidos extraoficiales.